Los molestos trámites públicos y sus soluciones / Ing. Patricio Chambers M.

Columnistas, Opinión



En uno de los últimos informes publicado por el Banco Interamericano de Desarrollo, se aborda el problema de los trámites públicos en la región latinoamericana. Resulta interesante destacar algunos de sus conceptos y recomendaciones, pues sin duda es un mal que está presente en nuestra ciudad y en el país entero.

Tal como lo señalan sus autores: Benjamín Roseth, Ángela Reyes y Carlos Santiso, la palabra “trámite” en la región es sinónimo de “dolor de cabeza” pues el obtener una partida de nacimiento, registrar una propiedad, iniciar una construcción o abrir un negocio, constituye un ejercicio de una enorme paciencia y tolerancia por parte del ciudadano.

Los miles de trámites que las instituciones públicas exigen y los cientos de miles de trámites que las personas y las empresas hacen todos los años, hablan de la dimensión del problema y de la necesidad urgente de resolverlo.

Recordemos además que son ingentes recursos públicos los que se invierten en ello, que bien podrían destinarse a financiar obras de beneficio social, pero terminan alimentando la maquinaria de una burocracia ineficiente que repite constantemente: “le falta un sello” o “vuelva mañana”. 

Ante un trámite difícil, los ciudadanos se ven abocados a aguantar largas esperas y un sinfín de requisitos complejos, lo cual termina por abrir la puerta a la corrupción al sobornar a un funcionario para agilizar el proceso, cuando no a “tirar la toalla” renunciando a la gestión y al beneficio que hubiera conllevado.

Lo propio ocurre con las empresas, las cuales invierten sus horas productivas en gestiones de ventanilla haciendo procedimientos complicados y en forma manual, lo cual tiene como consecuencia una pérdida de competitividad.

Esta situación también perjudica a los propios gobiernos, pues no sólo que gastan dinero en procedimientos manuales, sino que no logran que sus políticas lleguen a sus beneficiarios objetivo.

En medio de ello, la investigación advierte que la solución es simple y parece casi mágica, pues consiste en la simplificación y digitalización de trámites, reorientando su gestión hacia el ciudadano, tratando de entender qué necesita de su gobierno y cómo lo quiere obtener, dejando de lado la burocracia.

Por otra parte, es urgente la implementación de nuevas tecnologías, cuyo objetivo estratégico será simplificar la vida de los ciudadanos, de las empresas y del mismo gobierno. (O)

Los trámites ágiles impactan positivamente en el clima de negocios, en la percepción ciudadana de las administraciones públicas, y en el acceso a servicios y programas ciudadanos de primera necesidad. Es claro que con los trámites eficientes, todos ganan.

Para lograrlo es suficiente con poner en práctica cinco recomendaciones generales orientadas a mejorar la gestión de trámites: 1) conocer de cerca la experiencia de la gente, 2) eliminar todos los trámites posibles, 3) rediseñarlos teniendo al ciudadano en mente, 4) facilitar el acceso a trámites digitales, educando a los usuarios en el uso de la tecnología y, 5) invertir en la prestación de servicios de calidad en modo presencial.

CC No. 170646122-3

Deja una respuesta