Rescatando el sentido del trabajo / Ing. Patricio Chambers M.
Una vez más este 1 de Mayo veremos recorrer por las calles de las ciudades a miles de trabajadores reclamando sus derechos y levantando sus brazos en protesta por sus bajas remuneraciones o las desacertadas leyes laborales que los rigen tanto como por las precarias condiciones en las que se desenvuelven día tras día.
Aunque seguramente buena parte de esos reclamos tienen su razón de ser, también es dable reconocer que lamentablemente desde hace mucho tiempo se ha perdido el verdadero sentido del trabajo para convertirlo en una actividad cuya finalidad es exclusivamente económica.
Es así que hoy no se trabaja sino por dinero y ojalá en el menor tiempo para librarnos de esta suerte de maldición en la que lo hemos convertido.
Pero ésto nos parece un error que además lo arrastramos históricamente, pues hemos reducido cualquier ocupación a algo meramente económico al punto que cuando se trata de cumplir con alguna tarea, pensamos inmediatamente en cuánto nos van a pagar por ello.
Sin embargo, el trabajo es mucho más que eso y así nos enseña Khalil Gibran, en su obra El Profeta : “siempre os han dicho que el trabajo es maldición, y el laboreo un infortunio. Más yo os digo que cuando trabajáis cumplís una parte del más remoto sueño de la tierra, una parte que os fue asignada a vosotros cuando el sueño nació. Y trabajando estáis en verdad amando a la vida. Y amar a la vida mediante el trabajo es estar en intimidad con el secreto más recóndito de la vida.”
También y hace muchos siglos, en el antiguo Egipto se leía en una de sus máximas: “El amor al trabajo es la clave de la vida real. El amor al trabajo conduce al ser humano a la Divinidad”.
Por ello hace falta devolver el verdadero sentido al trabajo, el cual posee dos características significativas: por una parte contribuimos a la transformación positiva de nuestro entorno y por otra, nos permite conocernos mejor a nosotros mismos.
El trabajar no es un castigo, al contrario es una actividad que dignifica al ser humano, sino que digan cómo se sienten los miles de desempleados que diariamente buscan un espacio desde el cual aportar con sus capacidades, subsistir y dar sustento a sus familias.
Además cuando se tiene un objetivo real para nuestras tareas, podemos hacerlas de manera incansable y constante. Cumpliendo con ellas tendremos la oportunidad de desarrollar nuestras virtudes y habilidades, aportando así al crecimiento de la sociedad.
En todo caso no cabe actuar sólo por provecho o bien propio sino contribuir a un mundo en marcha.
El trabajo más que un derecho es un deber y hay que hacer de ello un auténtico placer. Cada trabajo es importante y no existe alguno de valor inferior o superior, ya que somos nosotros quienes conferimos dicho valor en base a una actitud positiva, al esfuerzo desplegado y a la honradez que pongamos al hacerlo.
CC No. 170646122-3