SOS/ Andrea Manjarrez Ocaña
La crisis nacional y mundial ha ocasionado un revuelo en la población de cada país que atraviesa dificultades económicas, a causa de la caída en cada uno de los ámbitos productivos que les permite subsistir. En el Ecuador se ha sentido fuerte la falta de recursos, el aumento del desempleo, la baja de sueldos, el cierre de negocios, la delincuencia, el hambre y la necesidad, todos estos problemas sociales hoy en día son temas cotidianos, la pandemia no solo ha acabado con salud y vida de muchos, sino con las ilusiones, la esperanza, los proyectos, el negocio y la producción.
El rostro de hombres, mujeres, adultos mayores, niños y niñas de aquellos que encontramos en las esquinas, los semáforos, afueras de mercados y en diversos sitios demuestran la incertidumbre de un caos del que no se avisora el fin, vemos muchas personas anhelantes de un alimento, un aporte económico, una mano amiga, ellos que intentan menguar su dolor. Pero qué hacer ante esta realidad, si nos sentimos solos y vacíos, con desesperación e indignación al ver gobernantes y entes de poder que se han aprovechado de la tristeza colectiva, han lucrado ante la miseria y han tomado decisiones a la ligera que lo único que logrará es acrecentar la crisis y dilema nacional, si bien es cierto todos debemos poner nuestro hombro para recuperar el tiempo perdido, para reactivar el comercio y la industria, la labor y el trabajo, para recuperar la vida como la conocíamos, pero extrañamente nos damos cuenta que el recurso nacional está siendo mal distribuido.
Campañas políticas millonarias, empresarios acrecentando su emporio y en un mundo paralelo profesionales de primera línea que enfrentan vicisitudes para acceder artículos de bioseguridad, maestros que tienen que pagar su propio internet para transmitir sus conocimientos a estudiantes que son el futuro de naciones, lágrimas y penuria en los más necesitados, dilemas por doquier, corazones que han emitido su llamado de auxilio, estamos viviendo un verdadero SOS… (O)