Los creyentes deben ser alegres y no tristes
Lo mejor en la formación de la fe son las bienaventuranzas, porque están en el corazón del Evangelio. El bienaventurado es alguien feliz y dichoso; por eso es importante que el cristianismo no es para gente triste, y es necesario ser alegre porque viene del Espíritu Santo, explicó en la homilía monseñor Giovanny Pazmiño, obispo diocesano, ayer.
Las personas que no han puesto su confianza en los bienes terrenales están más abiertos para comprender y entender las bondades del Reino de Dios, agregó la autoridad religiosa.
Dichosos y felices los que ahora tienen hambre porque serán saciados; es decir, se refiere a los que tienen hambre de justicia y verdad, hambre de hablar de la vida ante tantos espacios de muerte, acotó. (I)