Rebeldes históricos de Quisapincha. 1778 / Pedro Reino

Columnistas, Opinión


¿Cuánto de la rebeldía histórica se sostiene todavía en los páramos de Quisapincha? Ahora he dado con nuevos documentos (guardados en el Archivo Nacional en Quito) sobre la  dignidad y solidaridad que demostraron sus dirigentes ante sus comuneros entre 1778 y 1792, de un largo expediente sobre la presión de los hacendados para disponer de mitayos. Mantener juicios ya por 14 largos años ante el autoritarismo de la época, “defendiendo a los naturales” constituye un verdadero heroísmo. Esto mismo, y según lo que  he escrito de  otros documentos, hace que siga en el proceso de ampliar mi libro y mi concepto de que Quisapincha es el Páramo de las Rebeldías.

En el entramado del expediente que estoy traduciendo del español paleográfico, aparecen protagonistas que realmente “incomodan” a los involucrados de la verdad que se oculta. Pero tengo el honor de revelar para mi pueblo, cosas que hay que decirlas sin tener miedo a la verdad. Creo que muchos saben ya, que no sirvo para la lisonja, para la apología vacía ni para el adulo. Pienso en el destino acertado de haber construido el ahora emblemático “Parque de la Familia”, en parte de un espacio que fueron haciendas del feudalismo extorsionador. Según documento de 1778 “Doña Agustina Rita Portero vecina de esta villa y viuda de don Francisco de Mera…Y siendo una de sus haciendas  la de Quilopuso y Palama en el sitio y jurisdicción del pueblo de Quisapincha, que vino a mi poder y propiedad en parte y porción de mi legítima dotal; en cuya conformidad también he seguido yo cobrando los mitayos necesarios para la labor de las tierras y guardia de ganados en dichas haciendas deQuilopuso y Palama, como es notorio a los caciques y principales, se ha de servir la integérrima justificación de vuestra señoría de aprobar y confirmar  en parte o en todo el referido repartimiento, aplicando de los 16 (indios) que constan en él, o conmutando y subrogando otros en lugar de los señalados  a las referidas haciendas…”

El caso es que en este mismo documento leemos: “Otro sí, digo que habiéndome largado dicho mi padre Don Luis Antonio Portero verbalmente haciéndome la tradición de ellas sin instrumento alguno, ni carta dotal, y no haber instrumento alguno que adminícule mi derecho, ni tampoco el de mi padre, por haber comprado tierras eriazas, y haber sido el primero que las hizo de labor y cultivo se ha de servir vuestra señoría de absolverme de la presentación del instrumento  de propiedad que no tengo otro, es la notoria quieta y pacífica posesión  de más de 30 años, pido justicia”. Si no entendemos mal, los Portero explican que no tienen papeles, y sin embargo dicen haber “comprado”, y descaradamente piden a las autoridades “absolverme de la presentación del instrumento  de propiedad que no tengo otro”.

La historia se va tejiendo según intereses de sus protagonistas. Subsiguientemente “El Dr. Dn Luis Francisco de Mera presbítero vecino de esta villa en nombre de doña Rita Portero mi madre legítima” es quien reclama para estas haciendas el cumplimiento de entrega de mitayos, a lo cual, los indígenas Francisco Amanta, de Pasa; y Lorenzo Tutasig, de Quisapincha, van evadiendo inteligentemente la presión de las autoridades parcializadas. Un 27 de  septiembre de 1779, “el escribano público habiendo venido a este oficio Lorenzo Tutasig, principal, le leí y notifiqué e hice saber el auto   que antecede, en su persona, quien habiéndolo oído y entendido dixo que sería necesario que se lea la providencia  en doctrina pública para inteligencia de los indios”. Esto no les gustó, por lo cual piden que se lo conduzca preso hasta Hambato para lograr su objetivo. Dios mío, “Con la iglesia hemos topado, Sancho”, dijo el Quijote. (O)

Deja una respuesta