Vivir y tiempo / Jaime Guevara Sánchez

Columnistas, Opinión



Herramientas de metal, armas, crecimiento de ciudades, y el trabajo especializado fueron aspectos importantes del progreso de la humanidad. Sin embargo, no es solo el progreso material lo que crea una civilización. Muchos de los más grandes progresos son creaciones intelectuales. Ejemplo importante del avance de la inteligencia fue el diseño del tiempo.

Los pueblos de los valles de los grandes ríos, Nilo, Ganges, Indo, Tigres, Éufrates, desarrollaron calendarios funcionales muy temprano en la historia. En razón de que esos humanos fueron agricultores, el cambio de estaciones fue un aspecto muy importante para ellos. Tenían que saber, por ejemplo, cuando comenzaba las crecientes, las inundaciones, y cuando terminarían. Una forma de conocimiento fue considerar como “un año” el tiempo entre inundación e inundación, y dividirlo de acuerdo con las fases de la luna. El lapso entre luna nueva y luna nueva era un mes.

Doce de estos meses, denominados meses lunares, equivalían a un año.

El problema está en que el mes lunar tiene solamente 29 y medio días. Doce “lunas” equivalen solo a 354 días, no los aproximadamente 365 días y medio que hay en un año. El calendario basado en los meses lunares no fue satisfactorio porque los meses llegaban más temprano cada año… Por ahora dejemos descansar a la luna.

Como sabemos, las letras A.C puestas junto a una fecha es una abreviación de “Antes de Cristo.” Las letras A.D están por la frase latina Anno Domini que significa “en el año de nuestro Señor.” O “desde el nacimiento de Cristo.” Por supuesto que ningún hombre de la antigüedad conocía el uso de esas letras.

El método de reconocer el tiempo por tales letras es usado solo en aquellos sectores del mundo donde la mayoría de la gente profesa la religión cristiana. Musulmanes, chinos, judíos e hindúes tienen otras formas de contar los años. Por ejemplo, nuestro año cristiano 1900 corresponde al musulmán 1318 y al año chino 4597.

Los hombre y mujeres que tenemos la suerte de estar todavía pataleando por este mundo, somos afortunados de ser testigos, actores en muchos casos, y catadores intelectuales de las creaciones científicas que nos deslumbran todos los días: computadores, celulares, tablets y otras maravillas electrónicas… Ubiquémonos en el Año 2019, en el ahora, y arrimemos el hombro como respaldo ineludible al proyecto humano, impostergable: “construir vida sana y justa para todos.” (O)

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