75 años del Colegio Ambato (1947 – 2022) / Pedro Reino Garcés
El Colegio Ambato “fue creado el 12 de febrero de 1947”. Su primera rectora fue doña Georgina Hurtado. El intelectual Dr. Jorge Isaac Rovayo Torres fue su rector desde 1959, el Dr. Tarquino Toro Navas desde 1963. A partir de 1973 el Lcdo. Raúl Salgado, que la fuente dice “hasta la actualidad” (1992), año en que un grupo de graduandos de la Facultad de Ciencias Humanas y de la Educación de la UTA publicaran, bajo mi dirección, un libro de 500 páginas titulado ÍNDICE HISTÓRICO BIOGRÁFICO DE LOS CENTROS EDUCATIVOS DE LA PROVINCIA DE TUNGURAHUA. Fueron 36 investigadores quienes participaron en el Seminario de Graduación que contó con la asesoría de las licenciadas Élida Duque y Martha Navarrete. La coordinación estudiantil corrió a cargo de la profesora Yolanda Villacís. El valioso documento que sirve de consulta debe reposar en la Biblioteca de la referida Facultad, cuya edición fue apoyada por el padre Gonzalo Espinoza de la Editorial Pío XII.
En mi biblioteca mantengo una publicación del Dr. Jorge Isaac Rovayo que titula “La Era atómica y la ONU” (1956). Es una conferencia con que el Rector intelectual de gran valía en las letras tungurahuenses, proyectaba al alumnado las perspectivas sobre los principios de la ONU. Publicar una conferencia fue una buena práctica de rectores que demostraban su condición de liderazgo y humanismo; además de ejemplo académico y administrativo. El Dr. Rovayo fue también primer presidente de nuestro Núcleo de la Casa de la Cultura.
“Con vuestro permiso las palabras siguientes están dedicadas, precisamente a hacer conocer a las estudiantes del Colegio AMBATO, el alcance y significado de esta Organización Mundial de las Naciones Unidas. Las causas mediatas e inmediatas de su fundación, u organización formal y el papel trascendental que juega en el presente y el porvenir del mundo. Conmemoramos estos días – 24 de octubre de 1955 – el DÉCIMO ANIVERSARIO de la ONU…”
Al hablar sobre la bomba atómica lanzada en Hiroshima dice: “El mecanismos endemoniado había producido un calor equivalente a un millón ochocientos mil grados Farenheit, capaz de fundir todos los metales y de volver ceniza todos los elementos de la naturaleza. Había producido radiaciones mortales de honda repercusión en el mecanismo de todo ser viviente. Y un estado caótico infernal que, las escenas avérnicas pintadas por Dante, con todo su poder imaginativo, resultaban pálidas ante este cuadro desgarrador de la realidad atomizada…”
“La pedagógica EDAD de la “Hora Veinticinco”, que dijera Virgil Gheorghiti. Hora que está fuera del cuadrante de todos los relojes. Hora que supera a la veinticuatroava en la que los dioses y los hombres habían dividido, hasta entonces, el día; distribuyendo: las doce horas para crear; y, las otras doce horas, para soñar sobre lo creado.
La HORA VEINTICINCO era la hora inesperada, escapada a la previsión humana. Hora para matar. Hora para destruir todo lo creado por el trabajo y todo lo soñado por el espíritu. Tremenda “hora veinticinco” de superación técnica, en que la máquina-monstruo de mil tornillos y mil fórmulas técnicas se revelaba contra el Hombre, su creador, para esclavizarlo y matarlo. Hora de olímpica crueldad en que los hijos de Cronos conspiraban contra su propio padre para destronarlo.” (Rovayo, p. 7)
Leyendo estos datos del Dr. Rovayo y a propósito de un programa de televisión en Ecuador, ¿cuántas asociaciones podemos encontrar? Bien se dice que en los poetas y en la intelectualidad verdadera están los profetas de los tiempos. De seguro que Jorge Isaac Rovayo, el autor del Canto del Provinciano Aburrido, parece haber escrito este texto para que sirva de eco a los esclavizadores de todos los tiempos.