Prohibido olvidar
Esta oscura situación de todos los actores de nuestra política nacional, va dejando su marca funesta y herencia mañosa al gobierno actual. Las mañas nunca se pierden, se disimulan a conveniencia o se disfrazan hasta la nueva oportunidad de “servir a la patria”. Esta camaleónica situación no se puede olvidar, tal cual lo dijo un desmemoriado ex mandatario, porque han hecho de la vergüenza, cera y pabilo; de la honestidad, una palabra para los pendejos; de la ética, un escalón para pisar la dignidad de las personas; de la decencia una situación del pueblo llano y simplón; de la función pública, la única oportunidad para embolsicarse unos milloncejos y salir de la vida de medio pelo a la que estaban acostumbrados.
No podemos olvidar que este tránsito hacia el socialismo del siglo XXI al que nos impulsaron, lo planificaron con perversa intención, guiados por los desfasados postulados castristas y los trasnochados pensamientos fiestero-políticos del chavismo. Cómo pudieron creer en quienes repetían cual catecismo las virtudes del cambio y reciclaban a sus ministros, como que si dentro de sus cuadros, ellos eran los imprescindibles o es que de esa manera blindaban sus triquiñuelas y protegían sus espaldas porque desconfiaban de todos.
Cómo olvidar las actuaciones del maestro mayor, el jefe de la obra, el ideólogo y el as de la mentira, cuando con euforia revolucionaria niega todo aquello que desprestigie a su administración, desconoce a sus cercanos funcionarios, aun cuando la foto diga lo contrario. Negar y ocultar la verdad es la consigna, perseguir, enjuiciar y encarcelar a los contrarios es la estrategia. La verdad de su trabajo es cual papel celofán, que muestra una realidad por ellos fabricada, pero tras una delicada membrana, sostenida por un marketing agresivo e intimidante.
Y lo que eran negros y maliciosos rumores de la derecha, de la prensa corrupta, de los mediocres empresarios y funcionarios públicos, salen a la luz unos chismecitos verdes de unos acuerdos políticos, pero que representan ambiciones que se traducen en montos y significan el ansiado poder. No podemos relegar al pasado al ex mandatario, quien en su febril egolatría, tuvo la osadía de patentar el “prohibido olvidar” como queriendo rememorar el impactante “Ni un paso atrás” pronunciado por un buen presidente y que caló hondo en el espíritu luchador de los ecuatorianos, porque fue pertinente, social, potenciador de voluntades y sello gutural para vencer las dificultades de toda índole y que terminó adueñándose el fútbol como pasión de multitudes.
Olvidar que festinaron los recursos naturales más allá de nuestra generación, es imposible. O que aceptaron coimas millonarias, es engañarnos; que hicieron del nepotismo una forma de vida, es validar la burla cruel a los taimados concursos y aceptar el olvido porque ya se fue es engañar a nuestra capacidad crítica e insubyugada inteligencia para aprender que votar no es lo mismo que botar, aunque al final, también termina en la basura.