Tres temas / Hernán Castillo C.

Columnistas, Opinión

El presidente Moreno anunciará las medidas económicas que regirán al país ya de suyo afectado por la crisis del endeudamiento, de la paradoja, el espejismo y el robo en el anterior gobierno. La sorpresa no será tal, pues el coletazo tocará a las mayorías El hueco fiscal es evidente e innegable. Lo que sí sorprende es que el mandatario en diez meses ha tenido oídos sordos a la palabra técnica –no politiquera- que constantemente ha tratado de llegar hasta la primera autoridad de decisión sien efecto alguno. Se propusieron ajustes y reformas para capear los efectos de la macro irresponsabilidad del régimen bullanguero y destructor que asoló esta patria hasta hace poco.
Seguro que el anuncio presidencial será para trabajar más y ganar menos, dentro de la lógica para pagar la deuda de la que otros se aprovecharon, aquellos que hoy chapotean desesperados para no ahogarse, sino continuar en la impunidad programada.


Si la falta de originalidad y el “borreguismo” son lamentables en las personas, son mucho más en los gobiernos. En Ecuador, al poder legislativo siempre se lo denominó Congreso Nacional; pero vino el gobierno ciudadano de corazones ardientes y lo cambió a Asamblea Nacional, solo por emular a Venezuela donde esa función así se llamó siempre, aún antes de la época revolucionaria. En nuestro país, el ente encargado del aspecto y procesos electorales siempre se llamó Tribunal Supremo Electoral (TSE), pero para parecernos a Venezuela fue cambiado tal cual se denomina en la tierra de Chávez y Maduro, aunque no sé para qué lo tienen en aquella ínsula si allí no hay democracia, ni en sombras.

 


 

El ex presidente brasileño Inácio Lula da Silva al parecer estaría a las puertas de su encarcelamiento por corrupción durante su mandato; su pena podría ser de doce años o más. Da Silva es otro de los líderes revolucionarios que una vez en el poder olvidaron sus promesas de campaña jugando con la esperanza popular, y en su lugar entraron en la corrupción y la ampararon pero sus planes se van trastrocando. Malas noticias para los revolucionarios del continente aquejados de iguales artimañas. (O)

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