Juan Montalvo auténtico liberal / Hernán Marcelo Guerro

Columnistas, Opinión

En estos momentos de dimes y diretes que atraviesa la política en nuestro país, se hace imperiosa la necesidad de inventariar el pensamiento del ideólogo y político, del insigne maestro Juan María Montalvo Fiallos, recordamos que fue escritor, ensayista; que se inmortalizó por su pensamiento liberal y su férrea oposición a la dictadura conservadora de Gabriel García Moreno e Ignacio de Veintimilla.

Europa, en el siglo XII, se constituye en el escenario donde nace el liberalismo que se afianza con la Revolución Francesa y sus ideales de igualdad, libertad y fraternidad. En el Ecuador se empieza a desarrollar durante la época colonial, etapa en la que las desigualdades sociales y la explotación del pueblo eran evidentes a la realidad de la mayoría de ecuatorianos, es entonces, cuando las primeras ideas liberales y el respeto de los derechos de los seres humanos empiezan a surgir.

La inquebrantable intervención de la Iglesia en las cuestiones del Estado, relacionados a la fe, educación, formas de comportamiento y pensamiento, provocó que desde diferentes puntos aparezcan detractores a las ideas impuestas desde el poder que ésta ejercía sobre los ciudadanos. Juan Montalvo, desde su papel de escritor, mostró de forma clara su posición anticlerical y antidogmática. Montalvo es considerado como uno de los grandes idearios del cambio en el Ecuador, aspectos sociales, políticos y religiosos sufrieron una gran transformación a raíz del ascenso del liberalismo y el derrocamiento de los gobiernos llamados “progresistas”.

Su actitud política transitó desde el activismo liberal hasta un liberalismo filosófico, más idealista, en ese mundo Montalvo creía ver la necesidad de lograr un Estado y una sociedad donde haya un respeto irrestricto a la Ley; donde haya orden, donde impere la moral, donde la educación sea un factor que nos permita acceder a la civilización, sin embargo, entre el deber ser y el mundo real había una brecha que para Montalvo precisamente era la pervivencia de la barbarie donde era el interés de pocos el que se imponía sobre el bien común; pues, si por un lado pregonaba el respeto irrestricto a la ley, por otro criticaba a los legisladores de su época que legislaban para favorecer sus intereses.

Montalvo como un auténtico liberal creía en el sufragio universal, sin embargo, se oponía al voto popular cuando el pueblo no era libre, pues, podía ser objeto de utilización y manipulación. Su anticlericalismo contrastaba con su catolicismo, efectivamente, Juan Montalvo era creyente, pero se oponía a la intromisión de la iglesia en la política, de allí su postura laica en política. He aquí la importancia de recordar al Maestro de Maestros Don Juan Montalvo por siempre, Así sea. (O)

 

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