Indignación y preocupación / Esteban Torres Cobo
No es fácil digerir lo sucedido hace algunos días en nuestra ciudad. Y no es fácil porque vimos todos aquellas repugnantes imágenes y porque reconocemos el lugar donde sucedió. Porque pasamos por ahí con alguna frecuencia. Porque nuestras familias transitan también por ahí.
No es fácil porque vimos el rostro del taxista ambateño vilmente apuñalado. Porque lo reconocemos como uno de los tantos trabajadores que día a día salen a ganarse un sustento. Porque es uno de los miles de taxistas que circulan por las calles de Ambato y porque, hasta en una perspectiva más profunda, nos reconocemos nosotros mismos en su vulnerabilidad.
¿Cuántos delincuentes más estarán entre nosotros, aquí en Ambato? Personas dañadas, elementos a los que quisiéramos eliminar de la sociedad súbitamente y no permitirles ni el beneficio del calabozo permanente.
¿Qué hacer frente a tanta indignación? ¿Frente a tanto asco de una acción tal vil que no logramos comprender? ¿Qué podemos hacer como Estado, como comunidad local o como individuos para evitar que algo así pase nuevamente?
¿Qué hubiera pasado si el delincuente -que intentó escaparse por las riberas del rio Ambato, donde también transitan muchos ambateños cada día- no hubiera sido aprehendido e identificado?
Debemos procesar, con el tiempo, lo que ha sucedido. Y debemos, como comunidad, pensar en soluciones. Lo que ha pasado no debe volver a suceder. (O)