Noticias sobre Sebastián de Clavijo. 1612 /Pedro Reino, Cronista Oficial de Ambato
Debo advertir a mis queridos lectores y a quienes heredarán estas historias, que los datos apuntados para esta crónica, gracias a este diario, son realmente un aporte y una revelación que van a ver la luz, tomados del Archivo Nacional, Seccional de Tungurahua, luego de una paciente transcripción paleográfica de páginas que se las está borrando el tiempo. Se trata de uno de los hijos de Antonio de Clavijo, que está en nuestro imaginario como fundador de pueblos en nuestra circunscripción centroandina. He resaltado lo de ‘aporte’ por cuanto casi nada de información existe sobre la familia de este personaje en importantes libros editados sobre todo en la Península, como Xavier de la Tabla Ducasse (Ver Los Encomenderos de Quito).
Son tres nuevos documentos sobre deudas, arrendamiento de haciendas y compra de tierras. Esto también da la pauta de quiénes son los primeros peninsulares que se vincularon a nuestra geografía. Los datos van en seguidilla: “En el asiento de Hambato en 22 días del mes de Agosto de 1612; … a 7 días del mes de Agosto de 1613…(y) a 5 días del mes de Julio de1614 años”. En el primer documento un señor Joan Espín, quien “dixo que se obligaba y obliga de dar y pagar y dará y pagará y realmente a Sebastián de Clavijo … o a quien su poder hubiere conviene a saber dosientos patacones en reales y no en otra moneda … en razón de 6 bestias mulares a 27 patacones y medio y por 50 varas de Jerga a 4 reales vara que todo monta los 200 patacones,”. Este dato revela que los Clavijo eran los que vendían las bestias mulares. Si lo hacían era porque tenían predios o haciendas para criarlas. Disponer de estos vehículos en esos primeros tiempos coloniales, es como tener ahora negocio de autos. Como también vende jerga, quiere decir que tenían los batanes con indios a su servicio; es decir, fábricas de telas. Y por el negocio quiere moneda.
Según el siguiente documento, nos damos cuenta que Clavijo ha sido vecino de Joan Espín, por un negocio de arrendamiento de una hacienda en Samanga: En “Jambato a 7 días del mes de Agosto de 1613 años ante don Diego de Salvatierra Theniente de Corregidor de este partido, pareció presente Gonzalo Flores vecino deste dicho asiento y dijo que como tutor que es de su hermano menor…..y en virtud de la dicha tutela daba y dio en arrendamiento a Sebastián de Clavijo vecino deste asiento una estancia de pan sembrar de 9 caballerías poco más o menos”. Este predio, en medida actual debía tener unas 160 cuadras. Hay que recalcar que estas medidas superaban ampliamente lo que declaraban ante los escribanos. Al hablar de los linderos dice que por un lado limitan con las tierras de Joan Espín “y el dicho Sebastián de Clavijo habiéndose hallado presente dijo que tomaba la dicha hacienda de tierras expuestas por los dichos 4 años e dará e pagará en cada un año los dichos 30 patacones”. Si relacionamos con el documento anterior, una mula valía 27 patacones, solo vendiendo una tenía para pagar el arriendo. ¿Cuántas bestias tendría en esas 160 cuadras? Lo que se oculta intencionalmente aquí es el despojo a los indios y su sometimiento para el trabajo.
En tercer documento refleja el “progreso económico”. Clavijo compra Cullitagua a Julio de Santacruz. “dixo que vendía y vende por juro de eredad por agora y para siempre jamás a Sebastián de Clavijo para él y para suceder … a presentes y por venir, conviene a saber 6 caballerías de tierras poco más o menos que el suso dicho tiene en un sitio llamado Cullitagua linde con Alonso García por un lado y por la parte de abajo con camino real que va a Quisapincsa, por la parte de arriba los páramos con todas sus entradas y salidas usos y costumbres derechos y servidumbres cuantas haya aber deben, por precio y cuantía de 125 patacones de a ocho reales cada uno”. Esto quiere decir que compra unas 96 cuadras (legalmente), pero como queda dicho, y según las linderaciones, debieron ser más caballerías. Si las matemáticas no fallan, vendiendo 4 o 5 mulas ya se compró las 100 cuadras de terreno. También se dice que estas tierras son yermas, o sea improductivas. Así empezó legalmente la mentira. Tampoco se hace alusión a sus habitantes. Estamos pues ante Sebastián de Clavijo como primer propietario hispano de Cullitagua, ahora conocida como parroquia Constantino Fernández. (O)