Apoyo al Dr. Julio César Trujillo / Mario Fernando Barona                                                    

Columnistas, Opinión

La corrupción en la política no tiene vergüenza, se cansa de burlarse del pueblo, pero siempre va de nuevo y con más fuerza; se llenan la boca diciendo que persiguen la corrupción, pero solapan gravísimas e innumerables denuncias que afectan a sus allegados en un marco de perpetua impunidad; ah, pero eso sí, suelen ser hábiles trucando fraudes y apareciendo como adalides de la moralidad; y cuando se les acaba la teta y todo un sistema les exige cuentas, saltan a la cara como ratas acorraladas pretendiendo hacerse las víctimas. Así es la corrupción, así ha sido siempre. Rufianes vestidos de camisa, corbata y poder.

 

Muchos son los casos seriamente cuestionados a los miembros del anterior Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS) respecto a concursos amañados, impunidad y condescendencia ideológica antes que técnica en la designación de altas autoridades de control. Se los denunció en su momento, pero como todo era una verdadera mafia instaurada en todas las instancias, se cubrían y tapaban sino es que denunciaban y perseguían a los denunciantes. Todo estaba podrido y contaminado.

 

Hoy, los mismos que durante diez años de correísmo protegieron a los corruptos con su silencio cómplice, están dolidos y lanzan amenazas de censura y destitución al CPCCS transitorio presidido por un hombre de elevadísima talla moral, con una trayectoria pública transparente e impoluta y que en honor a su venerable edad, es obvio que no busca protagonismo, venganza, ni acumular dinero mal habido, nada de aquello cabe en una mente madura, curtida por las injusticias y los abusos de poder, como tampoco en un corazón limpio, asqueado de tanta podredumbre humana. El doctor Julio César Trujillo Vásquez a estas alturas de su vida no tiene nada que perder, ya lo ha dado todo, pero en cambio sí tiene mucho por preservar: su buen nombre, su honor y su legado, por eso actúa con la bravía de un león herido, por eso embiste con furia como si el encargo público que hoy ostenta deba dejar huella como su notable aporte en la asepsia ética que tanta falta le hace al Ecuador, su país.

 

En cambio aquellos que se sienten afectados, seguramente con una visión torcida de lo que significa vivir con decencia, ellos sí tienen mucho que “disfrutar” aún, ellos han de cuidar su parcela a como dé lugar, su reducto generador de ingresos, incluso han de defender a capa y espada al más descarado delincuente si eso significa mantener su cuota de poder, ellos sí tienen una vida por delante para “gozarla” y para heredarla a los suyos, de ahí que resulta lógica la despreciable reacción en contra del CPCCS transitorio de quienes por diez años usaron y abusaron del manejo de la cosa pública.

 

Reciba desde acá, doctor Trujillo, nuestro apoyo incondicional a su delicada gestión y a través suyo a los miembros del CPCCS. (O)

mariofernandobarona@gmail.com

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