El Sentido Heroico del 24 de mayo de 1822 /Ing. Patricio Chambers M.

Columnistas, Opinión

 

El 24 de Mayo de 1822 el entonces general Antonio José de Sucre alcanzaba una de sus victorias más relevantes de su carrera militar, al salir vencedor en la batalla de Pichincha, con lo cual se sellaba la independencia del Departamento del Sur (hoy Ecuador) ante la corona española, como lo habían hecho en su momento Bolívar en Carabobo (Venezuela) y San Martín en Lima (Perú). Todos ellos verdaderos ejemplos inspiradores de lo que un grupo de hombres, más bien jóvenes, pueden hacer al forjar la historia de los pueblos.

Pero, ¿qué impulsó a combatir a estos individuos junto a miles de anónimos soldados?, ¿qué los llevó a actuar heroicamente frente al enemigo? y ¿cuáles fueron las circunstancias que rodearon estos hechos que marcan nuestra historia?. Son preguntas que hoy más que nunca demandan de una respuesta.

Partamos entonces de aquellos aspectos que han caracterizado a nuestros héroes. Ante todo reconocer que concibieron su lucha por un Ideal de Patria que les otorgó sentido a su vida y también a su muerte, lo cual les permitió trascender las barreras del tiempo y sel espacio, soñando con una nación digna no sólo para ellos sino para las futuras generaciones.

Poseedores de una voluntad inquebrantable con la convicción de que nada ni nadie los iba a detener, con esa fuerza interior que los llevaba no sólo vencer toda adversidad sino por sobre todo vencerse a sí mismos, para sobreponerse también a varias derrotas en el camino por la independencia de sus pueblos.

Estaban tan convencidos de lo que hacían que difícilmente habría algo que los llevara a desertar y menos cuando tocó el momento de responder al llamado de la historia. Esta convicción fue lo que inspiró cada uno de sus actos, los cuales fueron de tal magnitud y tan numerosos que no tienen otro calificativo que heroicos, y aunque en su mayoría los desconocemos porque no han sido recogidos por la historia, constituyeron la esencia misma del proceso libertario.

Juzgando los hechos desde nuestra realidad hasta podríamos pensar que fueron obligados por las circunstancias, pero sin duda nos equivocamos al hacerlo, pues frecuentemente nuestras propias circunstancias nos exigen actuar con algún sentido heroico y sin embargo la mayoría prefiere mantenerse indiferente ante ese llamado y pagando el alto precio de ser conducidos por caminos inciertos.

También podríamos decir que fueron hombres predestinados, pero lo cierto es que todos los seres humanos tenemos un destino que cumplir, aunque sean muy pocos quienes se atrevan a cumplirlo.

Han transcurrido 196 años de esta gesta heroica y necesitamos aprender del valor de dichas acciones pero por sobre todo de quienes fueron capaces de llevarlos a cabo, y quizás inspirados en sus actos e ideales, estemos en condiciones de protagonizar también nuestra historia hoy, pues al fin y al cabo estamos en deuda con quienes soñaron en un mejor futuro para las nuevas generaciones, que somos nosotros mismos. (O)

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