El danzante, expresión cultural
El personaje más llamativo en fiestas culturales y tradicionales es el conocido danzante, vestido con trajes elegantes y llenos de color. De las vestimentas cuelgan espejos, cuyo significado está enfocado en la visión de la vida, monedas de plata con adornos costosos que llaman la atención de quienes admiran su típico baile.
En su cabeza luce el adorno que simula un altar gobernado con penachos de vistosas plumas.
El danzante baila al ritmo ofrecido por los taborileros y pingulleros, que entonan ritmos propios de la región Andina.
Con el semi-zapateo pasan y repasan engalanando a las mujeres que en su espalda portan las conocidas tongas, en donde llevan alimentos preparados para el final del encuentro.
“Somos danzantes y es un honor llevar nuestras costumbres al otras ciudades”, dijo Manuel Chiliquinga, danzante.
Para ser un danzante se necesita habilidad, corazón y sobre todo pasión por lo que se hace.
El sociólogo Fernando Cisneros comentó que las tradiciones se mantienen en personas que pasan los 70 años y que es necesario incentivar a las nuevas generaciones en conocer y gustar de las verdaderas costumbres indígenas.
“La escencia intercultural se impone en zonas rurales. Se debe analizar a profundidad los conocimientos ancestrales que hoy en día son valiosos”, expresó. (I)