Treintanario de misas por la hija. 2de Francisco Pizarro#2., » / Pedro Reino

Editorial, Opinión

 

A la cabeza de la conquista del Tahuantinsuyo está el inolvidable Francisco Pizarro. Tiene como rehén al inca Atahualpa. La historia dice que en procura de halagar al “shugua langarote”, Atahualpa había tomado la resolución de entregarle a su hermana conocida como Quispe Cusi (Diamante Alegre). Después la bautizaron como Inés Guailas o Inés Yupanqui. Con esta ñusta reconocida por su belleza, Francisco Pizarro tuvo una hija a la que su padre habría decidido ponerle por nombre Francisca. Huayna Cápac tuvo esta hija en una mujer de la región y etnia de Huaylas. Francisca Pizarro nació en 1534, año en que su padre fundaba Jauja, que de no haber mediado las insurrecciones nativas, habría llegado a ser la capital del Perú mestizo, en lugar de la ciudad de Los Reyes (Lima).

El caso es que en este espacio quiero comentar algo de su testamento. Es su deseo que sea enterrada en la ciudad de Los Reyes, y mi cuerpo “sea enterrado en la capilla mayor y enterramiento donde está el dicho Marqués don Francisco Pizarro, mi padre, enterrado… Yten mando que se me digan en dicha iglesia donde el dicho mi cuerpo se sepultare por el cura de tal iglesia un treintanario de misas rezadas, cerrado y sellado por eso la limosna.

Iten quiero y es mi voluntad que el día que la dicha mi muerte acaeciere, se vistan doce pobres, de los más pobres españoles, hombres o mujeres que se hallaren en tal pueblo del hábito de la Concepción de Nuestra Señora para mi devoción, y a los hombres se les dé sayos e capas e camisas e caperuzas, y a las mujeres les den sayas e mantos e camisas e tocas y cada uno de los dichos pobres lleve delante de la cruz con que me enterraren una hacha encendida de cera en las manos, las quales se compren de mis bienes para el dicho efecto, con ellas estén a la misa que se dijere de cuerpo presente aquel día; por su trabajo a cada uno si fuere en España dos reales, y si fuere en estas partes de las Indias, dos pesos.

Yten quiero y es mi voluntad que en la ciudad de Truxillo, dos reinos de España, donde mi padre era natural, se casen seis huérfanas, las más pobres que hubiere en la dicha ciudad, con tanto que estén con hábito de doncellas, a cada una de las cuales es mi voluntad se les dé en limosna de mis bienes para ayuda a su casamiento treinta mil maravedís; y si las tales doncellas se pudieren hallar, que sean deudas e parientes mías y de mi padre, que sean aquellas antes que otras porque tenga cargo de rogar a Dios por mi ánima para nombrarlas tal. Inés Rodríguez, hermana del marqués don Francisco Pizarro; las doncellas pobres encargo y pido por merced a la señora Inés Rodríguez, mi tía, hermana del dicho marqués, mi padre, que las nombre y las que ella nombrare las e yo desde agora por nombradas, y si la dicha Inés Rodríguez de Aguilar no las quisiere o no las pudiere nombrar, que el señor comendador Hernando Pizarro, mi tío, los nombre y les dé e los dichos mis bienes según de suso está declarado.

Iten mando que de mis bienes se vistan seiscientos indios e indias los más pobres que se hallaren en el repartimiento de Guaillas que yo tengo en encomienda; al indio se le dé manta e camiseta, y a la india anaco y lliglla, los cuales se les de a reparta al albitrio e parecer del religioso que estuviese en dicho pueblo y de los albaceas que dejo en este reino nombrados en este mi testamento…”. ( O)

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