Un Amigo, Un Amor, Un Tesoro / Dr. Guillermo Bastidas Tello

Columnistas, Opinión

Mi abuelo Segundo decía que encontrar un amigo y un gran amor era como ganarse el premio gordo de la lotería o alcanzar las aristas del cielo; en aquel entonces la expresión de mi abuelo me parecía muy exagerada y hasta profundamente dramática, filosófica y  anancástica.

Un amigo o amiga valorada en oro, plata o diamante, caramba mi abuelito parecía exagerado.

Un verdadero amor decía mi abuelo era como llegar al cielo o al menos a las nubes; obviamente, ello me hacía pensar que mi padre mayor adulto comenzaba a padecer de un síndrome delirante alucinatorio o al menos Alzheimer. Mi abuelo enloquecía y nacía mi inclinación a la psiquiatría.

En el tren de la vida me crucé con amistades y amores, no pocos, ni muchos, sino los necesarios para empezar a entender la sabiduría de mi abuelo paterno.

Amigos de la infancia, como Antonio con quien íbamos a la iglesia a pedirle a Dios misericordia en la escuela, buenas notas, vida eterna para nuestros padres. Sueños inocentes de niños que no entendíamos la realidad de la vida.

Amigos del colegio con los que aprendimos a reír, a callar, a mentir y a llorar en público; con los que aprendimos a jugar billa, a fumar un tabaco, a tomar una cerveza o a ver una película prohibida. Buenos huambras.

Los amores del colegio, esos amores inocentes no tan inocentes, pero repletos de dudas, inquietudes, fantasías; esos amores con pocas respuestas, pero muchas preguntas sobre la vida.

Los amigos y amores de la Universidad o edad adulta joven, con más interrogaciones que contestaciones, con más conflictos que soluciones, con más goces que realidades. Con una frecuente rebeldía sin acusa, con alexitimia, anhedonia, apatoabulia, distimia, disforia.

Luego los amigos y amores de la edad adulta, con más conflictos que soluciones, con más dinero que felicidad, con más carros que caminos por recorrer, con más compromisos que libertades. Con más intereses que necesidades. Con más precauciones que espontaneidades. Con más sapada que sinceridad, con más astucia que sabiduría. AMORES CON CAPITAL MÁS QUE CON INTERES.

Luego el amor de los hijos y los nietos que son los amores estacionales: van y vienen, van y vienen, casi sin compromiso. Y nos vamos quedando solos con el único amigo y amor YO MISMO EN LA SOLEDAD.

Muchos amigos a esta edad han muerto, se han bajado del tren o son un recuerdo vago de un viaje sin retorno.

Muchos amores que nos juraron cerrar nuestros ojos en el féretro al final de nuestra vida, han partido, nos han abandonado, otros nos han demandado y otros nos han olvidado en el cajón de la ingratitud.

Otros amigos y amores que nos juraron amor, hasta la victoria siempre, nos dejaron un sabor amargo, una ingratitud maligna y un olvido que duele más que el odio.

Sabio mi abuelo cuando dijo: UN AMIGO, UN AMOR, UN TESORO.

Estimado lector si hoy encuentras un verdadero amigo o un gran amor no lo dejes ir, cuídalo, afánalo, atiéndelo y entiéndelo. LUEGO, SI LO DEJAS IR O LO ABANDONAS PERDERAS LA OPORTUNIDAD DE LA VIDA.

UN AMIGO, UN AMOR, UN TESORO. (O)

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