Los picapedreros se niegan a desaparecer
La tradicional tarea de dar forma a la piedra sobrevive. En la avenida Indoamérica, 500 metros antes de llegar a la Escuela de Formación de Soldados del Ejercito ‘Vencedores del Cenepa’ (Esforce), Diego Moreno Gamboa (29) exhibe piletas, fuentes, cascadas, y más utensilios elaborados en piedra blanca y negra.
El ambateño Diego Moreno se dedica cinco años a la actividad artesanal conocida como picapedreros, oficio que pervive en la tradición de padres a hijos, que se resisten a dejar el paso al facilismo de las máquinas y la producción en serie.
Moreno confiesa que aprendió el oficio con sus suegros que viven en la parroquia San Andrés de Riobamba. Explica que su labor consiste en dar forma con la amoladora y en partes que no entra la máquina utiliza el martillo y cincel.
El portal La Nación señala que el oficio tuvo hace más de medio siglo su momento de gloria y que actualmente a las personas dedicadas a la labor se les conoce con el nombre de maestros escultores.
El local atiende de lunes a sábado de 08:00 a 18:00 horas. Diego manifiesta que algunos días no puede recibir personalmente a los clientes, porque acude a moldear sus creaciones en el taller ubicado en San Andrés.
Comenta que la piedra blanca conocida como caliza (se encuentra en El Arenal) y la negra de roca volcánica son las más frágiles para convertirlas en bellas figuras. “La de río en un poco más complicada”, especifica.
El costo de piletas que miden 80 centímetros y 1.20 metros tiene valor aproximado de 120 y 180 dólares. Las piedras de moler ají son las más económicas van desde los 10 dólares. La plancha para asar carne cuesta desde 12 hasta 30 dólares.Holguer Pérez, cliente, señala que la plancha de piedra es ideal para elaborar empanadas de tiesto. “La masa de la harina no se pega”, dice.
“Las personas estiman muchísimos las cosas elaboradas con piedra. La gente está valorando lo artesanal, porque es algo bonito y diferente”, finaliza Moreno. (I)