La soledad del Patriarca / Gabriel Morales Villagómez
Se ha quedado impregnado en mi memoria la imagen de Rafael alias “Carlitos” avanzando por las calles de Quito, hacia la Asamblea Nacional, en su último día de gobierno, parapetado sobre un carruaje militar. El autoproclamado comandante de las fuerzas armadas, subido en su pedestal, cubiertos sus ojos con unas gafas grandes de corte militar, todo un “Masera”.
Él Avanzando indeleble en medio de su seguridad, policías, motocicletas, sirenas al viento, luces en parpadeo, balizas, granaderos a caballo. ¡Abran paso que llega su excelencia! ¡Su majestad! la encarnación del poder en su máxima expresión, el ungido, comparable únicamente con Eloy Alfaro, Vicente Rocafuerte, o García Moreno.
Sus partidarios a su paso echándole flores, gritándole hurras: -¡No te vayas Rafael!- -¡Siempre te recordaremos!- y al alejarse el cortejo los revolucionarios llorosos empezando a sentirse huérfanos, sin benefactor, desamparados y él apenas tratando de esbozar una mueca fingida, levantando su mano, queriendo decir, no me quiero ir, no me voy a ir.
Si estuviera vivo el célebre escritor colombiano Gabriel García Márquez, premio nobel de literatura, se solazaría al mirar el triste final del poder omnímodo de alias “Carlitos”, ahora con orden de detención, acusado de secuestro y confrontado ya sin poder, allá mismo, en Bélgica, en donde ha ido a refugiar su conciencia.
Se congratularía no por la desgracia que vive el Ecuador, a consecuencia de un período de gobierno nefasto, ni por las vicisitudes que pasa ahora el ex mandatario, sino más bien, por el privilegio de haber proyectado y plasmado en su novela “El otoño del Patriarca” la triste historia de cómo terminan los dictadorzuelos latinoamericanos.
Describir el imaginario popular elevándole al poder al “salvador de la Patria”. Resaltar las formas, las mentiras del Caudillo. Narrar los comportamientos y exabruptos del déspota. Describir las herramientas de manipulación, el engaño, el despilfarro, la corrupción, los ostentosos banquetes de palacio. Describir a sus “lugartenientes” y cómo lograron reproducirse en el poder.
El Dictador tratando de quedarse en el poder a través de su vicepresidente, amenazando, ¡Ya van a ver! -Si no hacen lo que digo regreso en el 2021.
Mirándolo en la soledad del poder y el “desamparo” que vive ahora uno se pregunta ¿En dónde se pudo haber quedado el que insultaba y ganaba todos los juicios? ¿Qué pasó con el que rompía periódicos y perseguía a la prensa? ¿Qué sucedió con el inventor del “golpe de Estado blando”? ¿Dónde se quedó el que perseguía a inocentes? para evitar a futuro ser juzgado por crímenes de lesa humanidad. Ahora poco más y llora.
Todos los dictadorzuelos deberán saber que algún día se les acaba el poder y deben someterse al juicio y escarnio de la historia.
Triste situación la que pasa ahora el “padre de la era espacial del Ecuador” el que se hizo un museo en palacio para preservar su memoria, pero todavía faltan ponerlos ante la justicia a sus cortesanos que utilizaron el poder para enriquecerse a costa del Estado, paradójicamente son ellos quienes lo defienden y lo idolatran, como que si esperaran que pase algún milagro, un milagrito, así como el milagro económico del Jaguar latinoamericano.
Todos ellos, cuando ya no puedan corresponsabilizarse de lo que hicieron, y no puedan mantener las lealtades juradas, los gozos y delicias del poder, cuando sientan sobre sus hombros el peso de la justicia, los serviciales compinches, los testaferros, los que comían y cantaban en palacio, irán desapareciendo y el patriarca, se quedará solo en su soledad, preso de su conciencia y de su revolución. (O)