Sentencias populares / Esteban Torres Cobo
Hay que dudar siempre de las sentencias emitidas por las masas. De las sentencias populares que satisfacen fácilmente a los estómagos revueltos y pueden, muchas veces, sacrificar verdad, justicia y hechos por venganza.
Y es que si antes los juzgadores se encontraban en una plaza pública, viendo de frente al acusado y dictando la suerte que ejecutarían las temerosas autoridades, hoy en se encuentran en espacios tan públicos pero al mismo tiempo tan raros como las redes sociales. Y dentro de esos espacios, en la red de opinión más importante: Twitter.
Vivimos tiempos de trincheras tuiteras y de jueces tuiteros. De implacables y valientes anónimos especialmente vicerales e irrazonables. ¿Qué opinarían Ortega y Gasset o Canetti si lo presenciaran?
Tenemos que dudar siempre de aquellas sentencias, sobre todo en tiempos donde buscamos volver a la normalidad y a la razonabilidad, dejando atrás diez años de injusticias, abusos y persecusiones. Pero tenemos que ser diferentes. Firmes ante las explosiones infantiles de las masas digitalizadas. Sesudos en los hechos y en la defensa que deben practicar quienes son acusados. Sabios y moderados.
Suspender a un juez, por ejemplo, porque no se está de acuerdo con su decisión en un caso que tiene como protagonista a un individuo poco estimado y básico y porque en redes hay escandalizados, no es correcto. Eso se hizo en el pasado y no debe seguir sucediendo. Los agitadores virtuales se incrementarán, pero quienes tienen responsabilidades en el ejercicio público deben contrarrestar esos apetitos con seriedad, rectitud y talante. (O)