Quería que su hijo sea un profesional
Enrique P., de 75 años de edad no puede creer que su último hijo se haya quitado la vida. Ayer lo notó extraño pero no se imaginó que serían sus últimas horas.
Enrique reseñó que el menor de sus diez hijos no quiso desayunar y tampoco almorzar. Eran las 14:30 horas que insistieron en la puerta de su cuarto para que pruebe bocado y uno de los sobrinos lo descubrió acostado y con espuma en la boca. “¡Abuelito corra, Lenin echa espuma por la boca!”, exclamó el niño y todos los que estaban en la casa corrieron para ayudarlo.
“Le dimos leche y también agüita aromática pero nada funcionó. Se envenenó con insecticida”, mencionó la hermana. El progenitor manifestó que tenía mucha esperanza que su hijo se eduque y sea profesional. Aunque se retiró del cuarto año de bachillerato insistió para que estudie a distancia.
“Cuando vi a mi hijito casi sin vida lo sostuve en mis brazos y le pregunté qué pasó. No me respondió”, lamentó el papá. Los peritos de la Unidad de Delitos Contra la Vida (Dinased) y Criminalística acudieron hasta el sector de San Francisco en Constantino Fernández para realizar el levantamiento del cuerpo.
Desde enero a julio se han registrado 41 casos de suicidios en la provincia, cifra que preocupa porque el 2017 se registraron 28 casos en el mismo periodo, mencionó el coronel Romel Tapia, jefe de la Subzona de Tungurahua.
Agregó que tienen la tasa más altas de este tipo de muertes, aunque es la más baja en muertes violentas a escala nacional. Los motivos que conllevan a esta decisión son los problemas sentimentales, académicos y económicos. Son los hombres los que más deciden terminar con sus días y las edades oscilan entre 12 a 32 años.
Pidió que los familiares o las personas que estén depresivas busquen siempre ayuda de un profesional ya sea en el ECU911 o en las entidades del MSP para buscar la solución antes que pensar en el suicidio. (I)