La comunicación como servicio público / Gabriel Morales Villagómez
La comunicación ya no será considera un servicio público, luego de que la Corte Constitucional declarara la inconstitucionalidad de varias enmiendas a la Carta Magna, aprobadas en el 2015 por el correismo.
Esta enmienda a la Constitución permitió a Alianza País ejercer una acción autoritaria y de persecución a los medios de comunicación que no se alineaban con el proyecto de gobierno revolucionario, mediante el control de contenidos, eliminación del periodismo investigativo, chantajes, cierres y censura de medios de comunicación.
La comunicación siendo un derecho humano pasó a ser un servicio público convirtiéndose en un instrumento de persecución política.
El haber considerado a la comunicación como servicio público permitió al poder limitar la libertad de expresión y de información, bajo la amenaza de multas exorbitantes, acallando veladamente a los medios, mientras tras bastidores se llevaban al país en peso, en una trama de corrupción sostenida y organizado desde las altas esferas del poder.
Se llegó al absurdo de sancionar con multas descomunales a siete medios de comunicación por supuestamente omitir “deliberada y recurrentemente” la difusión de una nota publicada en un medio argentino, en contra del entonces candidato presidencial Guillermo Lasso.
Con la eliminación de esta figura perversa los medios de comunicación y los periodistas son reivindicados de todos los atropellos sufridos en la década perdida.
Los gobernantes autoritarios y corruptos deberán saber que el ejercicio del periodismo es el espejo de la realidad cotidiana del pueblo, voz de las causas perdidas, que el periodista está llamado a alumbrar el pensamiento de los ciudadanos, combatir la ignorancia, la falta de educación, para que los pueblos no sean sumisos y presa fácil de los gobernantes corruptos.
Que nunca más se limite el derecho a la información y se pretenda manipular al pueblo en una andanada de mentiras y tergiversaciones, de la cuales se sirven los tiranos para mantenerlo anonadado y sumiso, sin capacidad de reacción.
Los medios de comunicación y los periodistas están llamados a realizar el papel de contrapeso del Estado, cuando las funciones han sido usurpadas por un solo individuo y no existe división de poderes.
La prensa, la radio, el periodismo digital jamás deben callar ante el abuso del poder, la corrupción y las injusticias, aunque el decir la verdad acarree consecuencias dolorosas como la amenaza, la diatriba del opresor, el encarcelamiento y hasta la muerte. (O)