Mas Tiempo, menos alternativas económicas / Ec. Mg. Diego Proaño
En macroeconomía, los resultados esperados después de tomar decisiones económicas, de aplicar política publica o, implementar leyes, generalmente se esperan a largo plazo, porque para ver como indicadores de crecimiento económico, inflación, empleo, pobreza, riqueza, producción, consumo, salarios, etc, van evolucionando, es necesario tener series de tiempo y estas, por norma en su mayoría se miden trimestralmente y con cifras de un trimestre no se puede hacer juicio de valor, por ello se requiere de algunos periodos para aclarar tendencias y hacer un análisis más cercano a lo real, por eso es importante dar tiempo para visibilizar resultados en una posible mejora de la economía, si es que se aplicarían ya las medidas, caso contrario deberemos seguir esperando.
En nuestro país, habiendo trascurrido casi 15 meses del gobierno, 8 meses del ejercicio fiscal y 4 meses del anuncio de la Ley de fomento productivo, no se visibiliza mejora sustancial en la economía, porque al comparar indicadores económicos, en su mayoría se han mantenido, específicamente la deflación que contrae la economía, por una menor demanda de productos por parte de la familias que consumen menos y obliga a productores a bajar precios para salir del stock, recuperar inversiones, pagar nómina de empleados, proveedores, servicios básicos, impuestos, tasas, interés bancario, obligaciones en general. Porque el crecimiento económico sigue en entredicho si será de 2% o menos. Porque los índices de empleo adecuado no mejoran, el desempleo casi no se reduce, la pobreza y extrema pobreza por ingresos no cede, el déficit fiscal, a pesar de estar en vigencia un decreto de austeridad del gasto público, en lugar de acortarse, se incrementa, entre los factores de control directo de este gobierno.
Hay que puntualizar también que afectan otros factores que debió heredar el actual régimen, del anterior como, una exagerada deuda pública, con costo financiero muy elevado para el contexto internacional, la poca movilidad para disponer de recursos vía exportaciones de petróleo, gracias a que se hicieron demasiadas ventas anticipadas de crudo con pocas opciones para el actual gobierno. Porque en los últimos 11 años, creció tanto el tamaño del Estado que con el ingreso publico actual no soporta tanta carga de un rol de más de 650.000 empleados públicos que consumen el 27% del Presupuesto General del Estado, una obligación por pago de una mega deuda pública que llega al 12% del PGE al año y todo esto dependiendo de la recaudación de impuestos y venta de petróleo, escenario que ha vuelto vulnerable e impredecible una franca recuperación de la economía al menos en lo que resta del año.
Finalmente se debe agregar otras dificultades que terminan consumiendo más fondos públicos, como la corrupción, el contrabando, la inseguridad en la frontera, la ola migratoria que llega desde Venezuela, las inclemencias del clima, por citar algunas situaciones extras, más las heredadas del gobierno de la mesa servida y las no tomadas por el actual, nos ponen en situación incierta, al punto que se esté pensando en revisar los subsidios que siempre fueron mal concedidos, sin focalización, como prebenda política y ahora toca enfrentar esa realidad. Los ecuatorianos estamos conscientes que deben tomarse medidas para salir de este escenario, pero también estamos conscientes que si se sigue en diálogos, en teoría, en discurso, en cambio de funcionarios, en experimentos, no pasara nada. (O)