¿La patria tan postrada? / Diácono Garibaldi Buenaño M.
“Ni en mis peores pesadillas me imaginé a la patria tan postrada…” Es el comentario del líder de la mal llamada revolución ciudadana que suena a pataleo de ahogado. ¿Pretende acaso ignorar a estas alturas los graves hechos de corrupción que dejó como herencia (”mesa servida”) al presidente Lenin Moreno Garcés? Con todo el carcoma vivido en la década perdida, entonces si la Patria estaba en marcha y erguida?
Para los autores, cómplices y encubridores lo más sabio y prudente ahora es guardar silencio; pretender convencernos lo contrario es pueril y descabellado como querer causar un eclipse de sol con sólo abrir un paraguas.
Estos negros manchones de la política nacional deben servir como puntos de referencia para que las nuevas generaciones, que se adentran en la arena política, no vuelvan a repetirlas. Por eso es necesario conocer el país en todos sus aspectos y aprender uno mismo, con abnegada diligencia y humildad sincera, porque hay algunos que gustan incensarse y cambiar el principio socrático diciendo: “no quiero conocerme”.
El buen político debe tener muy claro y vivir estos principios: Verdad, Justicia, Libertad que a no dudarlo tienen necesariamente un fondo MORAL.
El buen político debe evaluar continuamente sus acciones que deben ser la afirmación de la virtud para servir al bien común al que está “consagrado”, sí, esta es la palabra, aún cuando tenga sabor eclesial, y no olvidar además que toda autoridad viene de Dios; queramos o no la religión es la cantera de donde se puede sacar piedras para reedificar la Patria.
Comprendo de sobra que el ocaso es doloroso para ciertos semidioses que se creían dueños del país, pese a que sus gobiernos ya han quedado al descubierto como una vieja antigualla, aún cuando no la reconozcan, porque la arrogancia con la prepotencia son incompatibles con la sinceridad. Por eso ahora que en nuestro lindo Ecuador brilla un sol distinto, que todos respiramos un aire puro sin censura, que se está condenando a la pandilla de saqueadores y que hasta las mascotas caninas ladran contentas, especialmente los sábados…, con asombro, compasión y lástima nos preguntamos ¿Cómo es esa mentira de que “ni en mis peores pesadillas imaginé “La Patria tan Postrada””?. (O)