Síndrome de Asperger / Dr. Guillermo Bastidas Tello.

Columnistas, Opinión

El trastorno lleva el nombre del científico y pediatra vienés Hans Asperger, que, en 1944, describió por primera vez un conjunto de patrones de comportamiento presentes en algunos de sus pacientes, en su mayoría masculinos.

Asperger observó que estos niños tenían una inteligencia y un desarrollo del lenguaje normales, sin embargo, presentaban serios problemas en las aptitudes y relaciones sociales, no podían comunicarse bien con otras personas y tenían problemas de coordinación. A muchos niños se los diagnostica después de los 3 años y la mayoría de ellos recibe el diagnóstico entre los 5 y los 9 años de edad. El síndrome de Asperger se caracteriza por la dificultad para la interacción social, las obsesiones, los patrones del habla extraños, pocas expresiones faciales.

Con frecuencia, los niños que padecen el síndrome de Asperger tienen dificultad para comprender el lenguaje corporal de otras personas. Tal vez se embarquen en rutinas obsesivas y muestren una sensibilidad inusual a los estímulos sensoriales, es posible que le moleste un sonido que ninguna otra persona nota. tal vez se cubran los oídos para evitar sonidos del ambiente; o quizás prefieran usar ropa hecha exclusivamente de un tejido o diseño determinado.

En general, los niños y los adolescentes con síndrome de Asperger pueden desempeñarse normalmente en la vida diaria, pero tienen una tendencia a la inmadurez social, se relacionan mejor con los adultos que con sus pares y tal vez los demás los consideren raros, anómalos, geniales o excéntricos.

Los pacientes con el síndrome de Asperger pueden presentar retrasos en la motricidad, torpeza, intereses limitados y preocupaciones peculiares. Los adultos con síndrome de Asperger tienen dificultad para demostrar empatía o afectividad hacia los demás y continúan teniendo dificultades en las interacciones sociales.

Los niños con síndrome de Asperger presentan más frecuentemente:
interacciones sociales mínimas o inadecuadas; conversaciones que tratan sobre sí mismos en lugar de los demás, tienen un lenguaje «cifrado», «robótico» o repetitivo-perseverante, con falta de «sentido común»; presentan problemas para leer, escribir y para la matemática; tienen obsesiones por temas complejos, capacidades cognitivas no verbales normales o por debajo de la media, aunque sus capacidades cognitivas verbales suelen ser normales o superiores a la media; es poco frecuente la presencia de movimientos extraños con comportamientos y gestos extraños.

Los pacientes con síndrome de Asperger tal vez no presenten ningún retraso en el desarrollo del lenguaje; suelen tener buenas aptitudes gramaticales y un vocabulario avanzado a edades tempranas. Sin embargo, muchos de ellos presentan un trastorno del lenguaje en contextos sociales.

Con frecuencia, no existen retrasos evidentes en el desarrollo cognitivo. Los niños con síndrome de Asperger tal vez tengan problemas para prestar atención y organizarse, o tengan aptitudes bien desarrolladas en algunas áreas y deficientes en otras, pero suelen tener una inteligencia media o superior a la media.

Se cree que alguna anomalía estructural en el cerebro son una posible causa del síndrome de Asperger porque, por medio de técnicas de diagnóstico por imágenes, se han detectado diferencias estructurales y funcionales.
El síndrome de Asperger no se debe a carencias emocionales ni es causado por el tipo de crianza de un niño.
En la actualidad, no existe una cura para este trastorno; los niños con síndrome de Asperger también lo sufrirán cuando sean adultos. Pero muchos de ellos llevan vidas plenas y felices, y sus probabilidades de hacerlo son mejores si cuentan con los recursos, el apoyo familiar y una educación adecuada. (O)

 

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