Supervivencia urbana un aprendizaje necesario / Ing. Patricio Chambers M.
Estudios recientes hablan de que el 80% de los productos inorgánicos que se desechan podrían ser reutilizados y reciclados, pero terminan en rellenos sanitarios que al descomponerse generan gases de efecto invernadero, contribuyendo a los factores que producen el Cambio Climático.
Por otro lado, toneladas y toneladas de desechos diarios en su mayoría plásticos, terminan en los océanos rompiendo el delicado equilibrio de la vida en el mar, afectando la cadena trófica y poniendo en riesgo la vida de millones de seres vivos así como la humanidad entera.
Estas son parte de las ideas que han inspirado a diversos grupos a iniciar programas de educación en “supervivencia urbana”. Dichos programas incluyen temas como siembra de árboles, limpieza de parques de la ciudad y principalmente huertos urbanos.
Es interesante descubrir que tales organizaciones vienen cumpliendo esta encomiable labor en varias ciudades del país, convocando por diversos medios a jóvenes y adultos para que mediante acciones de esta índole logren un mayor acercamiento a la naturaleza en sus diferentes expresiones y niveles.
Conocer también que la mayoría de estas acciones son realizadas por voluntarios de manera continua y con una filosofía de vida que recuerdan las palabras del gran educador, Jorge Ángel Livraga, cuando dice que “es indispensable que el hombre vuelva a sentirse parte de la naturaleza, ni su dueño ni su esclavo, simplemente parte de ella”.
Son esfuerzos encaminados a enseñar y aprender algunos elementos necesarios dentro de lo que podríamos llamar: supervivencia urbana, pues sin duda, el crecimiento de nuestras ciudades conlleva una serie de situaciones y problemas que necesitan ser resueltos de alguna manera porque tienen que ver con la calidad de vida pensada en términos de una mejor alimentación, higiene, salud y un medioambiente sano.
Es lamentable que la industrialización de productos comestibles por una parte y la aglomeración de edificaciones por otra, han contribuido a alejarnos de lo natural y poco a poco acostumbrarnos a consumir alimentos artificiales, al punto que terminamos prefiriendo aquello que nos ofrecen los supermercados y no lo producido directamente en el campo.
Pero esto ha sido un error pues las consecuencias las estamos sufriendo a través de una serie de malestares en la salud física y también psicológica. Es por ello que resulta indispensable modificar nuestros hábitos de y generar opciones, que contribuyan a elevar dicha calidad de vida y mejorar nuestra convivencia.
Podríamos empezar por producir nuestros propios alimentos en casa, instalar un huerto urbano en alguno de los espacios libres que siempre se pueden encontrar. Aprender a hacerlo suele ser más fácil de lo que imaginamos y a cambio tendremos verduras, hortalizas o plantas medicinales en forma natural y muy a la mano, ahorrándonos incluso algo de dinero.
Contar con un huerto también significa prescindir de la agricultura intensiva, evitar el despilfarro de envases desechables y en sí, cuidar el medioambiente.
En fin, son modos que podemos adoptar para construir formas de vida más naturales y sostenibles. (O)