Llegan a Sevilla más de 3 toneladas de oro y 11 de plata. 1534 / Pedro Reino
Estas cifras son solo una parte de lo que significó el saqueo del llamado “descubrimiento” de América. Estas cantidades fueron desde el Perú luego de haber ejecutado a Atahualpa. Esto no justifica a quienes se oponen a la “Leyenda Negra” que España no puede ocultar. Por el contrario, las investigaciones más frescas aportan más datos, como lo ha publicado en el libro: Francisco Pizarro, Una nueva visión de la Conquista del Perú, el historiador Esteban Mira Caballos, en este 2018.
Una vez repartido el botín, Francisco decidió que su hermano Hernando debía viajar a España a congraciarse con el Rey, llevándole “un enjundioso quinto real y aprovechar la oportunidad para solicitarle mercedes”; esto es, favores burocráticos y demás privilegios. Hernando “llegó a Sevilla el 9 de enero de 1534, con una verdadera fortuna. Una parte del peculio había sido una donación forzosa de los (que se convirtieron en) acaudalados del Cusco, para el servicio de Su Majestad (cepillos)”. La nota al texto principal aclara que el tesorero Alonso de Riquelme recaudó 34.512 pesos de oro y 47 marcos de plata que donaron forzosamente 74 vecinos, (por lo cual se desataron juicios posteriores que han permitido saber estas cifras). Esta donación debía aparecer ante el Rey como una “generosidad” de los saqueadores.
Volviendo a lo del quinto real, es decir a la quinta parte que le correspondía al Rey, se sabe que “se valoró en más de 100.000 pesos de oro, y en 12.000 o 13.000 marcos de plata”, esto según una carta del Hernando Pizarro, dirigida a la Audiencia de Santo domingo. El historiador Antonio de Herrera dice en cambio que fueron 155.300 pesos de oro y 5.400 marcos de plata. En todo caso, Hernando Pizarro llegó ante el Rey con “varios cientos de miles de pesos además de numerosas piezas sin fundir, como vasijas, cántaros, ollas, atambores e ídolos de oro y plata. En total llegaron a Sevilla más de tres toneladas de oro y once de plata, que totalizaban más de 700.000 pesos de oro y 49.000 marcos de plata. Una cantidad muy superior a la que había llevado pocos años antes Hernán Cortés, deslumbrando a toda Castilla”. De igual manera en la nota al texto principal se hace constar que lo de Cortés ascendió a 200.000 pesos de oro y 1.500 marcos de plata, además de algún metal sin tasar. “En cambio, el monto total de lo traído por Hernando Pizarro se valoró en más de 427 millones de maravedíes, sin contar las piezas sin fundir. Y entre estas últimas figuraban grandes ollas de metal, planchas, arrancadas de los templos cusqueños, así como una enorme águila de plata que causó la admiración de cuantos la contemplaron”.
“El tesoro de los incas se utilizó en parte para financiar la guerra contra el imperio Otomano…El emperador… confiscó el oro y la plata de los particulares, obteniendo liquidez para continuar su lucha contra berberiscos y turcos en el norte de África. Los perjudicados no solo fueron los hermanos Pizarro, sino un buen número de particulares que no tardaron en ponerse de acuerdo para reclamar su desembargo ante el Rey.” (O)