Jesús va al fútbol / P. Hugo Cisneros

Columnistas, Opinión

 

 

Las lecturas hoy hablan de un futuro triunfal ante un presente adverso. No es un futuro histórico sino escatológico. Un triunfo que se caracteriza por la “venida del Hijo del hombre” que trae vida eterna y salvación definitiva. Se trata de una promesa de salvación y vida anticipada, en la medida en que nuestros pecados han sido ya perdonados, gracias al único sacrificio de Cristo, que se ofreció a sí mismo por nosotros.  Cuando se participa en un partido de futbol o en las olimpiadas que pretenden esos “promotores” ¿crear qué? ¿Competencia? ¿crear discordancia? ¿Porque mi equipo perdió? y me asen sentir que valgo menos o que los rojos son superiores en todos sentidos y yo no valgo mucho porque quede en último lugar. Porque no simplemente disfrutar el momento como niños que juegan y no les importa si uno tiene más dinero que el otro o su mama lo baño y perfumo más que a él, o si comió mucho o poco a ellos no les importa solo disfrutan el momento tal vez necesitemos aprender de los niños sus capacidades de aprendizaje y dejar atrás todo lo que nos han implantado de tiempos atrás, la competencia provoca desigualdad, provoca guerras tal vez es momento de cambiar estos aspectos y poco a poco el mundo será como tú lo has deseado, como yo quiero que sea, tu como quieres que el mundo sea, visualízalo e induce con tu pensamiento este trabajo y no sé, cuando nos demos cuenta el mundo cambio aprovechemos este momento de cambio y unifiquemos este pensamiento, te invito a que lo intentes cuando practiques algún deporte o juego, solo eso es un juego disfrútalo no ay perdedores ni ganadores, solo es un juego que te ase disfrutar tu interior niño que llevas dentro gracias por compartir este mensaje.  

 

Los “signos de los tiempos” siempre han sido un criterio profético de discernimiento de cómo vivir y de que esperar. Por eso hay que saberlos interpretar, dice Jesús, para ver en ellos la mano de Dios en medio del mundo, en nuestra vida personal y en la de los demás. En la historia de la salvación, la promesa de Dios es de un mundo nuevo, donde reine la paz, la armonía, la solidaridad, no es el fin del mundo ni la desgracia de la humanidad. El Reino de Dios despunta en la historia de la humanidad como tiernos brotes que traen esperanza de vida y fortaleza. El fin de lo viejo, de lo caduco, representado en el egoísmo, la falta de solidaridad, la división…se aproxima. El clamor de los sufrientes, los perseguidos, los hambrientos, ha tocado el corazón del Padre, quien ha dispuesto poner fin al mal que aflige a sus hijos. No sabemos “el día ni la hora”, pero estamos convencidos de que la Palabra divina no dejará de cumplirse.

¿Qué signos de esperanza descubro, Señor, en la Iglesia y en el mundo hoy? ¿Qué estoy aportando por construir un mundo más justo y humano?. (O)

 

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