La mendicidad / Editorial
La mendicidad ha existido desde siempre y, con el paso del tiempo, se ha agravado a niveles preocupantes para la sociedad que, lamentablemente, no encuentra el camino para llegar a soluciones radicales que extingan para siempre este mal social.
La mendicidad se ha convertido en un mal endémico en nuestra nación, que cunde en los sectores urbanos y, con mayor intensidad, en la población indígena que es víctima se severas marginaciones sociales y económicas que originan críticas a los todos los gobiernos nacionales y seccionales, que no alcanzan a atender todos los requerimientos poblacionales. Proclamas de reivindicaciones no faltan de ciertos sectores “campeones” de la defensa de los “pobres y explotados”, que cuando llegan al poder se olvidan y se convierten en explotadores.
La mendicidad es producto de falta de trabajo y de justas remuneraciones que conforman el cuadro de pobreza y de miseria que, a su vez, ratifican injusticias ancestrales y actualizadas. Los gobiernos de turno –inclusive los de izquierda- no han podido solucionar este grave problema social.
Lo que hace falta es el cambio de conciencia de los ecuatorianos para poner en práctica los verdaderos valores morales y sociales sobre bases sólidas cristianas, para aceptar el reto de aportar, desinteresadamente, al auténtico bien común con alegría, con trabajo y comprensión de las injusticias.
Esta navidad debe ser la oportunidad para que las personas de buena voluntad exterioricen sus valores humanos con aquellos prójimos que esperan una sonrisa y el apoyo moral y económico. (O)