Incendios Forestales / Lic. Mario Mora Nieto

Columnistas, Opinión



    Desde hace algunos años, la quema de bosques y páramos, en época de verano, se ha convertido en un factor de destrucción de miles de hectáreas con la consiguiente eliminación de cientos de especies vegetales y animales.

    Las zonas más afectadas corresponden a los bosques submesotérmicos higrófilos o andinos localizados a lo largo de la faja forestal de la cordillera, entre 2.000 y 3.500 m.s.n.m., en donde abundan los bosques primarios formados por motilones, canelo, pumamaquis, arrayanes, sinsín, olivo, cedro, cascarilla, suro, encinas, pinos, eucaliptos, etc.

La ceja andina: Límite fitogeográfico entre el bosque andino y el páramo o pajonal, desde los 2.800 m.s.n.m. a 3.200 m.s.n.m. aquí crecen especies como romerillo, mortiño, yagual, piquil, chuquiragua, niguas, igüilán, chilca, pumamaqui, quishuar, polilepis, etc.

Páramos o pajonales: Localizados en los lomos de las cordilleras y nudos altos, sobre 3.200 m.s.n.m. predominan especies como: frailejones, mortiños, taclli, chuquiragua, romerillo, paja de páramo, etc.

    De igual manera es notoria la presencia de especies animales entre las que se destacan venados, lobos, oso de anteojos, pumas, roedores, conejos, zorros, muchas variedades de aves, insectos, anfibios que generalmente huyen del área al producirse el incendio.

    La destrucción es total, puesto que a más de la calcinación de las diversas especies vegetales que hemos mencionado, el suelo sufre daños irreversibles tanto en su estructura química, como física y biológica.

    Químicamente los elementos que más se alteran son el nitrógeno, el fósforo, el potasio, el calcio, el magnesio; además de una serie de componentes orgánicos.

    En cuanto a las propiedades físicas, se observan severas variaciones en la textura, porosidad, permeabilidad; las cenizas tapan los poros del suelo impidiendo que el agua se filtre, facilitando la erosión.

La recuperación de las especies tarda mucho tiempo. Por ejemplo los pajonales tardan más de un año en retoñar, siempre y cuando aparezcan condiciones favorables, ya que en la mayoría de los casos los suelos no se recuperan porque son atacados por la erosión tanto hídrica como eólica, puesto que al ser eliminada la cubierta vegetal por el fuego, el agua y el viento producen notables cambios físicos en el suelo.

    Será, entonces, imprescindible que, se formen en las diversas comunidades campesinas, grupos de ciudadanos encargados de concienciar a los otros comuneros sobre la protección de bosques y páramos, ya que, incluso, la quema de pajonales es una práctica muy común, pues se cree que el humo atrae a la lluvia y el fuego purifica la tierra antes de sembrar. (O)

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