Tribunal de Cuentas / Esteban Torres Cobo
No se sabe a ciencia cierta qué propuestas se lanzan a la opinión pública porque tienen un genuino interés de ser tratadas y discutidas, y cuales constituyen una cortina de humo para distraer la atención de temas más importantes. La estrategia, en el primer caso, se conoce muchas veces como la famosa «caja china».
Una que tienes ciertos rasgos de caer en este escenario es sin duda la de transformar a la Contraloría General del Estado en un Tribunal de Cuentas, a la usanza de los que existen en otros países. En principio la idea no suena mal, aunque todavía no se conocen detalles de cómo se concretaría.
Un Tribunal de Cuentas implicaría necesariamente la presencia de más funcionarios en la investigación, control, y juzgamiento administrativos del uso de los recursos públicos y de los funcionarios y servidores del Estado. Ya no sería únicamente una persona -el Contralor- la responsable final de su determinación.
¿Es mejor que hayan más individuos en esa función? ¿Que exista discrepancia y votos salvados en vez de un solo pronunciamiento?
La reforma tendría, aparentemente, que pasar por un cambio constitucional y no podría efectuarse con un mero cambio a la Ley de la Contraloría. Esto ya nos hace pensar que los tiempos y los obstáculos serán considerables y que más que una propuesta nos podemos encontrar frente a un opinión sin voluntad de concreción inmediata. (O)