Dolor de cabeza / Kléver Silva Zaldumbide
Junto con la fatiga, el hambre y la sed constituye una de las molestias más frecuentes. El 90% de la población alguna vez lo ha sufrido, y ventajosamente son, en su gran mayoría, de estructuras fuera del cráneo como las cefaleas vasculares tipo jaqueca (clásica, hemipléjica, oftalmopléjica, atípica o agrupada), las cefaleas irradiadas por alteraciones de ligamentos, músculos o nervios del cuello, las cefaleas por problemas dentales, las por neuritis craneales provocados por golpes, tumores o infecciones, las arteritis extracraneales, etc. Muy eventualmente los dolores son intracraneales como los provocados por tumores, abscesos, hematomas, edemas cerebrales o por inflamación infecciosa, química, alérgica, hemorrágica de cualquiera de las estructuras craneales internas. No debemos olvidar la posibilidad de dolor de cabeza por neuralgias craneales (del trigémino, del glosofaríngeo), las desencadenadas o agravadas por cambios de fenómenos atmosféricos, las cefaleas de “ilusión” que es una reacción hipocondríaca o de tipo depresivo en donde las anormalidades orgánicas son mínimas.
Puede constituir un síntoma de enfermedad o ser tan sólo expresión de fatiga o tensión de poca importancia relacionado con los incidentes de la vida diaria. Excepcionalmente refleja una enfermedad grave. Por el tipo de dolor el paciente rara vez nos da una información útil ya que la intensidad es relativa y depende si el paciente es vigoroso o quizás neurótico con tendencia a magnificar el cuadro. Sin embargo, existe el dolor incapacitante como en la migraña que no le permite al paciente efectuar el trabajo ni las actividades diarias.
Al igual que muchos de nuestros problemas de salud son multifactoriales, es decir que, para que se produzca, requieren confluir determinados factores causales, degenerativos, predisponentes, desencadenantes, agravantes, entre otros. Factores como las condiciones de salud de nuestros progenitores, si la energía de nuestros padres fue débil, por edad avanzada, sobreesfuerzo de trabajo, alcohol, la salud que nuestros padres tuvieron en el momento de la concepción, la condición de la madre en el embarazo, etc. Otro factor es el excesivo trabajo mental o físico, accidentes anteriores, factor nutricional (no comer lo suficiente, comer demasiado, excesiva cantidad de sal en la dieta, comer muy rápido, comer irregularmente o demasiado tarde), excesiva cantidad de café, etc.
Especial importancia tiene el aspecto emocional en el aparecimiento, agravamiento o ataque del dolor de cabeza y muy particularmente la ira, el resentimiento, las preocupaciones, el sobrepensar un determinado problema que se nos presenta en la vida, etc.
Por la trascendencia que tiene el diagnóstico oriental (clasificación corporal, características de la lengua, calidad de pulso, los antecedentes psicoemocionales, etc) para su tratamiento requiere de un estudio sistemático y amplio para catalogar y clasificar el dolor de cabeza ya que es en la cabeza donde confluyen casi todos los canales energéticos. Sobre esta base debemos concluir que, para los dolores provocados por disfunción energética, migrañosos, jaquecoides y que no sean de tratamiento quirúrgico, la Acupuntura es potencialmente curativa. (O)
Medicina integrativa oriental