Por siempre ambateño / Jorge E. Torres Salazar
Saber que el presente y pasado no se religan, que son como el agua y aceite, necesarios pero no compatibles, así, así mi ser percibe, con sentir confundido, pero despierto y altivo. En este momento oportuno, en que el sol de la democracia brilla con singular luz, deseo llegar hacia ustedes, invocando a mis ancestros, para deciros el por qué, yo me expreso intimo, con ésta mi tierra, cielo de eterna primavera; que con cultura, y sencillez, demuestran trabajo y perseverancia, en su historia, hasta hoy, nuestro presente.
Para que yo pueda sentirme orgullosamente y por siempre ambateño, empezaré por contestar la interrogante de, ¿Quiénes son mis ancestros?.
Muy sencillo saberlo. Pues en mis venas al igual que en las vuestras, corre la sangre patrimonial de los tres Juanes, siendo ellos:
Juan Montalvo, con su pensamiento liberal, y su magnánimo sueño de espíritu Cosmopolita, perseguido por decir la verdad y luchar por la igualdad; en sus escritos nos deja la certeza de que la libertad de expresión llega incluso a matar, que con su célebre frase «Mi pluma lo mató» terminó por enterrar aquel que lo desterrara de su Ambato entrañable. Ilustre, de raza indomable, que con sus Siete Tratados, completó los Capítulos que se le olvidaron a Cervantes, y mientras tanto entre sus obras, nos dejaría como legado el dogma de la «LIBERTAD»: «[. .. Nací libre, por eso lo soy; nací libre, por eso no gimo bajo el yugo de la servidumbre, y mi alma se encumbra por las regiones altas, al paso que mi cuerpo se contonea sin temor de cadenas ni mordaza … ]»
Juan León Mera, poeta enamorado, que se impregno con la imagen de la mujer ambateña «iCUMANDA!». Político y escritor apasionado, entre los precursores de nuestra independencia; que al escribir con reconcomio libertario nuestro Himno, dejando en él plasmado, cuánto nuestros héroes, lucharon para destruir las cadenas que nos oprimían, «[ ••• Y AL LEÓN DESTROZADO SE OÍA DE IMPOTENCIA Y DESPECHO RUGIR … ]». Singular ideal plasmo ert’esta oportunidad, cuando hoy, mi país grita y pide que con similar sinfonía exprese: «Basta de esclavitud mental, es hora de despertar al saber».
Y para completar la trilogía ambateña cito a:
Juan Benigno Vela. Político liberal, que a cuestas de haber quedado ciego, no significó en él, sino una causa para seguir adelante; y a unísona voz con Juan Montalvo y Pedro Fermín Cevallos, lucharan imprimiendo su inconformidad en el Espectador, contra el gobierno que en ese momento de turno, rompiera con ta paz e ideas de quienes se sentían gobernados por el Dictador García Moreno. «[. .. El gobernante que no permite hablar ni escribir es tirano; el pueblo que no puede ni uno ni otro, esclavo .. .]».
Ambateño por siempre, isí señores!, porque de Juan Montalvo, «[ … la herencia conservamos, de ser rebeldes, altivos y valientes … ]», dulce melodía, que envolviera de optimismo, entereza y coraje, a mis abuelos, para hacer de un destruido Ambato, una tierra que emerge de entre los escombros, así como el ave fénix resurge de sus cenizas. Fue así como levantaron mi ciudad, nuestro, vuestro terruño, y ellos con sabiduría única del guaytambo, supieron transmitirla a mis padres y yo hoy deseo dejar ·en su pensamiento palpitante, mis coterráneos idealistas.
Para concluir dejaré en sus mentes un enunciado que de Don Juan Montalvo, aprendieran y me transmitieran desde infante mis padres, frase que ha calado en el intimo de mi alma, permitiendo al igual que el resto de los ambateños nos sintamos, independientes y sueltos como el viento, con aquel donaire del espíritu joven y decidido: «[. .. Desgraciado el pueblo donde los jóvenes son humildes con el tirano, donde los estudiantes no hacen temblar al mundo … ]» (O)