Prudencia en la política fiscal / Edison Narváez Z.
Uno de los ejes de acción que contiene la Carta de Intención que asumió el país con el Fondo Monetario Internacional para poder recibir la línea de crédito por $4.200 millones es Restaurar la Prudencia en la Política Fiscal.
Estimados lectores, la Política Fiscal es una parte de la Política Económica que se centra en la gestión de los recursos del estado, y por su puesto está en las manos del gobierno administrar eficientemente los niveles de ingreso y gasto público para mantener un nivel de estabilidad en el país, circunstancia ésta que fue bárbaramente aplicada por el gobierno anterior estableciendo una política fiscal expansiva aumentando de una manera desmedida el gasto púbico; evidentemente ésta proterva y corrupta aplicación de la política fiscal estuvo atada a déficit fiscales que superaron los 3.000 millones de usd durante diez años consecutivos.
Ciertamente la estabilidad macroeconómica fue un albur en el gobierno de Correa, felizmente sostenida por la dolarización que atenuó la estabilidad en el plano monetario, sin embargo en el tema fiscal el festín del gasto público frente a la caída de los ingresos petroleros generaron desequilibrios internos como la contracción de la demanda y desequilibrios externos como la sobrevaloración del tipo de cambio real cuyo efecto fue la pérdida de competitividad.
Ante ésta realidad el actual gobierno ha planteado recortar el gasto corriente, generar reformas tributaria y laboral para motivar el consumo interno y bajar los costos en del sector privado, además de subir el precio del diésel.
Sin duda estos ajustes se darán hasta que el país recupere Competitividad, sin embargo esta recuperación ciertamente será lenta por la ausencia de devaluación. Entiendo que es necesario cumplir con este eje “Restaurar la Prudencia en la Política Fiscal”, aunque nos obligue a ajustar los cinturones, aquí se hace necesario el liderazgo que pueda demostrar el gobierno para que los diferentes sectores del país entiendan que este ajuste es imperativo antes que la debacle económica sea mayor.
Parece sencillo reducir el déficit fiscal: recortar gastos y aumentar ingresos, pero hay que hacerlo: lo ideal es que las medidas de ajuste vía egresos o ingresos sean consecuentes con los que menos tienen.