Cabildeos políticos / Editorial
Los ecuatorianos, en estos días como en todos los tiempos, nos hemos convertido en espectadores obligados de acontecimientos que, de tarde en tarde, aparecen en el escenario nacional, como consecuencia de las elecciones realizadas, en forma periódica en los organismos colegiados, como Asamblea Nacional, Concejos Cantonales y Juntas Parroquiales.
Muy rara ocasión ha acontecido que un determinado partido o movimiento político haya logrado mayoría total en los organismos colegiados, con lo cual han podido imponer sus propios principios, sin tomar en cuenta la posición de los otros sectores. Esta realidad, por lo general, ha sido negativa y perjudicial para la colectividad.
Frente a lo expuesto, ha surgido la tendencia a fracturar al máximo al electorado con infinidad de movimientos y candidatos -como aconteció en las elecciones de marzo- sin ninguna base ideológica de sustentación, sino solo por ambiciones personalistas de figuración u otros beneficios no muy santos.
Ante estos hechos de la vida real, para organizar la administración y dirigir la gestión de estos cuerpos colegiados, no queda otro mecanismo que el acercamiento entre las varias agrupaciones, el cabildeo, las conversaciones para llegar a acuerdos positivos, encontrando las mejores soluciones para bien del país y la correcta marcha de las instituciones públicas.
Lo que siempre será censurable es que se anteponga a los grandes valores de la política entendida como servicio desinteresado, los abyectos intereses personales y las bajezas que avergüenzan a los seres humanos amantes de la libertad, de la democracia y de la institucionalidad. (O)