Seguridad, un debate urgente / Esteban Torres
Es increíble que haya violencia en una ciudad tradicionalmente tranquila como Ambato. Parecen lejanas aquellas anécdotas de padres y abuelos de que antes las puertas de las casas no se cerraban con llave o con alarmas y que había paz. Los niños jugaban pelota las tardes en los barrios y los altercados conocidos no eran más que riñas callejeras de poca resonancia. Había delitos, sí, pero no tan recurrentes. El centro de Ambato -donde se concentraba la vida y la población de ese momento- era proclive a la quietud.
Desde hace algunos años el panorama cambió en varias ciudades del Ecuador. Y en otras urbes de la región también. Las grandes ciudades llaman a personas de pueblos y ciudades menos dinámicas, el tejido social crece, se prolonga e incrementa la complejidad. Vivimos en ciudades distintas, con más riqueza -aunque no lo parezca- y con una calidad de vida que permite a un ambateño de clase media vivir mejor y más tiempo que un rey europeo del siglo XVI.
La inseguridad, sin embargo, también crece. Los delincuentes no son los mismos que antes y problemas reales como la inmigración que no se integra de buena manera, la poca vigilancia y el desorden de administraciones municipales contribuyen a la inseguridad. Es necesario plantearnos serias inquietudes sobre cómo mejorar la seguridad de nuestras ciudades. Sobre cómo se ejemplo en el propio Ecuador en materia de lucha contra la delincuencia. Podemos lograrlo. (O)