Editorial : No al trabajo infantil
En la actualidad persiste el trabajo infantil y de adolescentes en forma intensa, en las ciudades y en los sectores rurales, a pesar de toda la actividad que despliegan las autoridades gubernamentales para controlar esta anómala realidad que se ha inraízado en sectores poblacionales.
La pobreza de algunos hogares ecuatorianos, que carecen de recursos económicos suficientes para atender las necesidades de las familias, es una de las principales causas que dificultan la erradicación del trabajo de niños y adolescentes; los padres de familia -y más aun cuando el menor solamente tiene a la madre que trabaja- acuden al argumento de que los hijos deben ayudar en tareas que produzcan dinero para redondear los ingresos. Esta posición es explicable que debe llevar a la reflexión de autoridades y gobernantes.
Es de relievar el acuerdo alcanzado por el Ministerio de Inclusión Económica y Social -MIES- y cuatro gobiernes parroquiales del cantón Ambato y Pelileo -Izamba, Atahualpa, Pasa y Huambaló- que se han comprometido a erradicar, en forma paulatina, el trabajo de niños y adolescentes, tomando en cuenta el riesgo a que se exponen los menores, que tienen derecho a la educación como actividad esencial para su formación moral y académica que les abra las puertas para lograr objetivos para mejorar sus condiciones personales de vida y de sus familias.
Que este acuerdo incentive a otras Juntas Parroquiales para tomar decisiones positivas, como la anotada. El MIES debe ampliar su gestión y ofrecer todo el apoyo económico y con personal.