Lactancia materna / Editorial
En todos los tiempos se ha sostenido, con muchísima razón y con argumentos convincentes, a nivel privado y en foros y reuniones científicas, que la lecha materna es el alimento perfecto para alimentar a los vástagos y para dotarles de valiosos nutrientes para prevenir eventuales enfermedades de los infantes y en su normal desarrollo intelectual, físico y afectivo.
En algunas etapas de la vida de la sociedad, por ciertos prejuicios y por evitar que el cuerpo de la desembarazada sufriera alguna alteración en su belleza física, muchas madres, especialmente jóvenes, dejaron de amamantar a sus hijos, de dotarles del indispensable alimento en la etapa inicial de su vida, que se lo considera de por lo menos en el primer año, aunque es recomendable y necesario un tiempo más prolongado.
En los últimos tiempos, la población ecuatoriana, conscientemente, se ha dado cuenta de la importancia de la lactancia materna y ha retomado la responsabilidad de que las madres cumplan con su más elemental obligación de alimentar a sus hijos con su propia leche, dejando a un lado prejuicios.
Un acierto de las autoridades del hospital de Ambato el haber dotado de una sala amplia y funcional para que las madres puedan alimentar a sus vástagos con la dedicación y la comodidad necesarias. Es una decisión que debería ser imitada por otras instituciones relacionadas con esta materia. Jamás se puede olvidar que de la alimentación de los niños en los primeros años depende la salud del resto de la vida de las personas. (O)