La Amazonía: Una responsabilidad compartida / Ing. Patricio Chambers M.

Columnistas, Opinión



En estos últimos días buena parte de la atención alrededor del planeta se ha centrado en lo que lamentablemente está sucediendo con los incendios forestales en la selva amazónica. Según datos actualizados del Instituto Nacional de Investigación Espacial, el número de los mismos alcanza al momento un total de 72.843 focos, es decir 83% más con respecto al mismo periodo de 2018, siendo el más afectado Mato Grosso, con más de 13.500 focos.

En esta semana se detectaron por satélite más de 9.500 nuevos siniestros, que al momento ya sobrepasan los límites de una región compartida principalmente por Brasil, pero también Bolivia, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela.

La Amazonía es responsable de la producción del 20% del oxígeno de la atmósfera de todo el planeta y por ello enfrentamos una situación verdaderamente alarmante, además por ser considerado vital para detener el acelerado ritmo del calentamiento global.

Es importante tomar en cuenta que esta región, cumple un rol esencial como regulador del clima en gran parte de nuestro continente, pues su selva que se extiende por 6,7 millones de kilómetros cuadrados,  controla el ciclo hidrológico y la lluvia sobre la propia Amazonía, sur de Brasil, sur de Paraguay, Uruguay y el centro este de Argentina. Almacena además grandes cantidades de carbono.

A ello se suma su función de  enfriar la tierra y evitar su erosión, así como la de purificación del agua y recarga de aguas subterráneas.

Un segundo aspecto fundamental de la región es su enorme biodiversidad. Según el Banco Mundial «alberga el 40% de la selva tropical restante en el mundo, el 25% de su biodiversidad terrestre y más especies de peces que cualquier otro sistema fluvial». En total contiene unas 6.000 especies animales y 40.000 de plantas.

A ello debemos agregar la riqueza de su población, pues según datos de Naciones Unidas alberga a unas 33 millones de personas y en ella se encuentran  unas 380 comunidades indígenas, que hablan 86 lenguajes y 650 dialectos, cuyo estilo y medios de vida están intrínsecamente relacionados con la preservación de los bosques y la conservación de su biodiversidad.

En medio de este contexto cabe recordar las enseñanzas del gran filósofo Jorge A. Livraga que nos decía que “es indispensable que el ser humano vuelva a sentirse parte de la naturaleza, ni su dueño ni su esclavo, simplemente parte de ella”.

Por ello lo que está ocurriendo con la selva amazónica, no es algo aislado y más bien debe despertar nuestra conciencia de responsabilidad con el planeta y la humanidad misma, haciendo que en cada país y en cada ciudad, desde los grandes parques naturales a los pequeños jardines de los barrios, sea en las calles, en las costas o en los bosques, se hagan presentes grupos de personas entusiastas que no sólo los cuiden, sino que se esfuercen por apreciar la belleza y el misterio que encierran.

En fin, pasar de las palabras a la acción.

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