Ecuador: biodiversidad + conservación = turismo / Juan Diego Valdivieso Rowland
Ecuador está entre los 17 países más megadiversos del planeta Tierra. Esto se debe a su ubicación geográfica; sus características topográficas, geológicas y climáticas; a factores biológicos y evolutivos, y a sus temperaturas y precipitaciones. Por esto el Ecuador se configura como el lugar ideal para la máxima expresión de vida, en todas sus formas. A esto se le denomina megadiversidad, una alta concentración de diversidad biológica. Según Santiago Burneo, «los diecisiete países de mayor diversidad ocupan menos del 10% de la superficie del planeta, pero albergan siete de cada diez especies reconocidas. El Ecuador forma parte de esta lista». Según el Quinto Informe Nacional para el Convenio Sobre la Diversidad Biológica, en el Ecuador se registran 18.198 especies de plantas vasculares y 4.801 especies de vertebrados. El Instituto Nacional de Biodiversidad (INABIO) indica que más del 9% de especies de ranas del mundo están en Ecuador. Existen más de 400 especies de mamíferos y somos el tercer país en avistamiento de aves. En una hectárea del Parque Nacional Yasuní -situado en la Amazonía ecuatoriana- existen más especies de árboles que en toda América del Norte. Sí, lo leyó bien y no es casual esta maravillosa riqueza que debe ser conservada para las actuales y futuras generaciones, dueñas de este patrimonio natural.
El Ecuador, con toda esta riqueza biológica y paisajística debería ser una potencia en turismo sostenible. ¿Se imaginan ustedes que el turismo -sector terciario, de servicios-, sea la principal fuente de ingreso de divisas para el país? El Ecuador recibió en 2018 apenas 1.4 millones de turistas. En ese año el sector turismo aportó a la economía con USD 2.392 millones, siendo la tercera fuente de ingresos no petroleros, luego del banano y camarón.
Es urgente y necesario incrementar el arribo de turistas para que visiten el Ecuador y transitemos hacia una era post extractiva. Debemos aunar esfuerzos como sociedad, para conservar el patrimonio natural y evitar que caiga en la vorágine extractivista. (O)
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