Controversia por tierras de Apaló (Pasa) con Cristóbal Llugsa. 1738 / Pedro Reino

Columnistas, Opinión


Se entiende que los apaloes vivían en una jurisdicción de Pasa que aparece escrita con dos variables en los registros de los escribanos coloniales: Apahaló y Apaló o Apalo. Ocurre lo mismo que los demás topónimos pre quichuas del entorno como Patahaló (ahora denominada como parroquia Juan Benigno Vela). Al frente, en Quisapincha está Quindi-aló, y en el propio Pasa está Llulla-aló. Guambahaló y Cotahalo se registran en Pelileo. Mulahaló en Cotopaxi, por poner algunos ejemplos.

Don Pedro Ruiz de Cabrera está de Protector de los Naturales por estos años de 1738. Redacta un escrito en defensa y “en nombre de Francisco Chasog, indio natural de este asiento  sujeto a don Gerónimo Amanta”. Estamos hablando de indígenas sometidos a caciques o mandones, como se los refiere. Ningún indígena del pueblo llano era libre. Siempre aparecen sujetos a diversos caciques en primer lugar (y había varios en un mismo pueblo), y luego sometidos a la cadena de poder. Caso contrario, el sometimiento tenía que ver con dependencia a numerados o registrados por funcionarios de la Real Audiencia de Quito a determinados para mitayaje como agrupados en “Real Corona; o eran parte del Quinto real”.

El Protector explica “mi parte (o sea Francisco Chasog) me informa que ahora 18 años poco más o menos, compre extrajudicialmente un pedazo de tierras a Andrés Sigmalísa ya difunto en el sitio de Sigüitag en precio de 30 pesos el que las tenía en propiedad muchos años por haberlas heredado a Joan Parra”. Más adelante, según avanzan los datos del documento, el mismo Protector dice que Francisco Chasog  habría comprado a “Andrés Sigmalica, difuntos como consta de la escriptura que sus herederos le otorgaron a favor del dicho mi parte”.

El documento, a más de informarnos sobre lo que tiene que ver con propiedad de tierras, permite conocer a personajes que estuvieron con rangos dinásticos en esta región de Tungurahua: “parece que a don Domingo Bombón cacique de los indios apaloes, de su autoridad y mano poderosa,  se las quitó y se las dio al indio Christoval  Llugsa,  por decir que dichas tierras eran suyas que le pertenecían por trueque y cambio que hizo con el dicho don Gerónimo Amanta  su cacique,”. Como advertimos, hablando de don Gerónimo Carlos Amanta y de don Domingo Bombón, como dos rivales que tramitan las disposiciones  a sus sometidos o ‘sujetos’, como rezan las escrituras. Pero el caso es que el mismo documento señala que entre Christobal Llugsa y Francisco Chasog se advierte que tienen una pendencia, la que va por rivalidades que no solo están vinculadas a la tenencia de la tierra, sino a una problemática de identidades étnicas que se convirtieron en rivales desde la época de incursiones de mitimaes que hizo el incario.

Preguntémonos ¿Cómo era visto un indio sujeto, a la real corona, o del quinto real, por un llagtayug, y viceversa? Un enraizado psicológico, ¿con qué actitud trataba a un advenedizo? Hasta hoy, en la entraña campesina, quienes se sienten “dueños de su terruño”, nunca tratan del mismo modo a los introducidos, que pueden ser compradores de predios, o vinculados por relaciones de familia. Esto se complica cuando hay desnivel económico. El chauvinismo solo sirve al utilitarismo social, caso contrario, lo que subyace es el desprecio y el rechazo que solo lo cura el tiempo.

Una cosa es aparecer con apellido Llugsa, y otra ser un chasog que en quichua significa ya un mestizo intra étnico. El vocablo ‘Chazug’ aparece en los diccionarios quichuas tempranos para dar testimonio de discriminación racial que manejaron los propios incas, quien sabe desde antes de la llegada de los hispanos, igual que ocurre con los “yanaconas” o negros, término que tiene esta lengua mucho antes de que los africanos hicieran su presencia con los conquistadores, en calidad de esclavos. (O)

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