Tierrita Linda / Luis Alfredo Silva
Ambato, a través de los siglos, ha recibido muchos elogios de varios ilustres visitantes, que en diversas épocas conocieron nuestra preciosa ciudad; me permito transcribir, algunos de esos comentarios.
En los diarios del naturalista Neogranadino Francisco José de Caldas, que viajó por el actual territorio ecuatoriano entre 1.798 y 1.802, realizó muchas observaciones sobre Ambato, como las siguientes.» El lugar tiene una situación agradable y bella, teniendo en la principal calle dos series de sauces de la especie piramidal, que presentan una alameda en el centro de la población. A la derecha e izquierda de toda la urbe corren dos filas de sauces formando alamedas agradables y frondosas. Cada casa tiene un solar cultivado con frutos que produce el país. En las vegas del río se crian peras y Ambato goza del privilegio exclusivo de toda la extensión del Virreynato de recoger este fruto delicioso».
Francisco Hall, un militar inglés que luchó a favor de la independencia Sud Americana,vivió entre nosotros desde 1.826 hasta 1.833. Sobre las impresiones de Ambato, dice.»Realmente es un oasis en todos los aspectos; pero la vida vegetal y agrjcola de Ambato, se debe a su delicioso clima primaveral y al aprovechamiento del agua del río más útil de la región. Su gente es tratable y generosa, pero lo que más me llamó la atención fue ver tanta gente blanca o descendientes de españoles. En esta bonita ciudad descansamos lo suficiente y comiendo las magníficas viandas que nos brindaron. Como hubiera podido quedarme más días»
El escritor y viajero alemán Hans Meyer, visitó el Ecuador en 1.903. Cuando conoció Ambato, hizo el siguiente comentario. «Ambato es una pequeña pero muy activa ciudad; esta en el valle del mismo nombre y completamente rodeada de huertos y jardines, pero especialmente en la parte baja y que mira hacia el río; allí es posible encontrar frutas a través de todo el año».
El botánico aleman Ludwing Diels, en 1.933, cuando comentó sobre la ciudad de Ambato, manifestó «Ambato sin embargo de ser pequeña, es una linda activísima ciudad, y tiene un hotel residencial como en Europa, La Villa Hilda. Lo único malo para el futuro de Ambato es que su crecimiento perjudicará a los frutales que la circundan. Ustedes deben hacer algo y luchar para que la ciudad crezca hacia los lados oriental y sur, para que no se destruya las hermosas huertas y jardines de las riveras del río Ambato; estas playas rivereñas deben conservar tal cual, para mostrar no solamente el paisaje, sino también la pureza del ambiente».
El botánico trances Padre Jesuita Luis Mille, conoció Ambato en 1.934, al despedirse de la visita a nuestra ciudad dijo. «Nunca he difrutado tan ampliamente como en Ambato, gracias a Dios. Me ha gustado tanto esta ciudad y a la gente, que no me olvidaré sino con la muerte. Con razón que los ambateños se sienten felices». (O)