Inquietudes económicas / Editorial
Con el nuevo proyecto de ley económico urgente enviado por el Ejecutivo se cumple una de las demandas que provocó el archivo del primer y fallido proyecto: especificidad y concreción.
Pasar de cuatrocientos artículos a cincuenta es un avance y permitirá que tanto la Asamblea como la opinión pública identifiquen aquellos puntos positivos y necesarios de aquellos que son negativos.
El debate central está en incrementar impuestos en un momento de recesión. ¿A quién? ¿Qué consecuencias tienen más impuestos, por ejemplo, en los que más tienen o en las empresas que más facturan?
Más que la evidente recaudación que tendrá el Estado, ¿podrían darse resultados negativos si es que los afectados, por ejemplo, trasladan esos nuevos costos a consumidores o si promueven la informalidad?
El gobierno tiene que jugársela y hacer valer su acuerdo legislativo en la Asamblea, si es necesario. Parte del pacto para investir al actual presidente de la legislatura y repartir la dirección de comisiones fue la de apoyar temas duros como las reformas económicas.
Este primer paso, si es exitoso para el gobierno, continuará con las reformas laborales. Quizás luego con parte de la reorganización de a estructura administrativa del sector financiero público. Son muchos pasos todavía por verse. (O)