La fiesta vuelve a los barrios / John Tello Jara
Gratificante resultó la velada artística llevada a cabo en la ciudadela Ingahurco por la noche del día sábado 25 de enero, con motivo de cumplir un programa de la sexagésima novena edición de la Fiesta de la Fruta y de las Flores, fue un encuentro enternecedor con la presentación de las candidatas al reinado, los directivos del sector y por supuesto de la ciudadanía ambateña que se dio cita para disfrutar como en los viejos tiempos.
Me trajo nostalgia y comentábamos, que son muchos años que no bailábamos en la calle y mucho menos con diversas orquestas; en otros tiempos 70´s y 80´s la buena vecindad se daba a notar con “los platos típicos” cuyo ingreso económico era utilizado para hacer mejoras en la sede social, elegíamos a la reina que no necesariamente participaba de candidata para el reinado de la F.F.F. y por supuesto se realizaban bailes en la calle con orquestas. Como no existía delincuencia, las reuniones se alargaban hasta la madrugada y cuidábamos no excedernos en el licor y dejar a nuestras parejas en casa, para el día siguiente continuar con los programas que eran privilegio de todos los ambateños y turistas.
El uso del espumante no tenía asidero, ya que somos la única ciudad del Ecuador que demuestra su cultura y potencial productivo en estas fechas, por lo tanto, es deber de cada ciudadano evitar la gresca que se viene dando en las calles de la ciudad especialmente luego del desfile; alguien comentaba, si desean jugar de forma alternativa, que lo hagan en sus casas y con aquellos familiares que si están dispuestos a hacerlo.
Al ingresar a la fiesta mayor de los ambateños, debemos demostrar educación con propios y extraños y no rebasar niveles tolerables de precios en productos y servicios, como almuerzos en los mercados, uso de taxis, hoteles y residenciales y, en general venta de calzado, ropa y recuerdos artesanales.
Recordemos que estamos labrando nuestro futuro; un turista bien atendido, no espera las fiestas para regresar, llega en cualquier momento y recomienda a sus familiares y amigos que Ambato es una ciudad a la que vale la pena regresar. (O)