Santa Rosa reducto de fe por la Virgen
La basílica menor en honor Nuestra Señora de la Elevación, patrona de la Diócesis de Ambato está ubicada en el centro de la parroquia Santa Rosa, donde los moradores fortalecen la fe y confianza en su protectora.
Se conoce que la devoción empezó en 1695, cuando una sequía trocaba los campos del norte de la Real Audiencia de Quito, actualmente conocida como República del Ecuador. El hambre hacía sus estragos y luego sobrevino la peste de viruela, seguido con los constantes movimientos de la tierra.
La escasez obliga a un vecino de Tumbaco, llamado Sebastián de Soria a enviar a un indígena criado suyo y buen cristiano y devoto, a los mercados del sur.
Por el camino que bordea las faldas del Carihuayrazo regresaba el indio Juan Chacarín de su viaje y se refugia bajo una inmensa piedra en Chiquicahua perteneciente a la hacienda de Don Antonio Garcés Aguilar, a una altura de 3.419 metros y cerca de Pilahuín, situada a 19 kilómetros al noreste de Ambato.
Bajo el sueño profundo, una voz le despertó al indio Juan Chacarín. En medio de la gran luz, una noble señora amablemente le sonrió. Ella vestía con túnica y escapulario monástico, resaltando los bordados de oro y en su manto estaban muchas estrellas, llevaba corona de reina; sus rayos deslumbradores formaron su respaldo y bajo sus pies brillaba la luna, mientras un ángel abrió sus brazos y alas. En sus manos traía la señora un hermoso niño, y sobre un trozo de roca una azucena, la manzana y un diminuto templo.
El mensaje de la señora fue: “Soy María la Virgen sin mancha, soy la guardiana de estos pueblos. Es mi deseo que vayas al padre de Santa Rosa y dile que he aplacado al Señor, no descuiden la salvación que pueden ir a la pena eterna; vigilen y tengan limpia la conciencia. Hagan penitencia para alcanzar misericordia, recen el rosario, lleven mi escapulario”.
“Hagan una imagen que me represente, edifíquenme una capilla, en ella seré esperanza. Si no hay un cambio completo de vida sobrevendrá un terremoto en castigo de los pecados”. Esta aparición de Nuestra Señora de la Elevación fue al amanecer del domingo 13 de noviembre de 1695.
El indio prosiguió su camino y buscó al sacerdote para darle el mensaje. Fray Francisco de Araujo, párroco de Santa Rosa, no le dio importancia a las palabras de Chacarín. Tres años más tarde se dio el terremoto, donde casas y templos se desplomaron y la población quedó presa del mayor espanto.
Luego Fran Francisco comprendió la verdad de las palabras de Chacarín y promovió la búsqueda del vidente y le encuentra en Tumbaco (Quito) donde se manda a pintar la imagen de la Virgen aparecida y el mensaje a Sebastián Soria, donante del cuadro.
Bajo arcos de flores entró la imagen de la Virgen a Santa Rosa y con ella se celebró la primera fiesta. Desde entonces, la han celebrado los indios el segundo domingo de noviembre de cada año.
El sismo de 1797 reavivó la devoción a la santa imagen. En el pueblo de Santa Rosa a los 15 días del desastre se hizo la magnífica fiesta en el domingo antes del carnaval y de esta manera, se instituye dos fiestas en honor a la Virgen de la Elevación, en noviembre y en febrero de cada año.
La sagrada imagen fue declarada patrona de la Diócesis de Ambato por el Papa Pío XII el 28 de julio de 1952 y fue el primer obispo de la Diócesis fue monseñor Bernardino Echeverría, quien coronó a la Virgen el 11 de enero de 1955. El Papa Juan XXIII elevó a la categoría de basílica menor al Santuario de Santa Rosa el 28 de abril de 1961, informó el padre Ángel Aucapiña, párroco de Santa Rosa. (I)