Síntomas de una nueva edad media / Ing. Patricio Chambers M.

Columnistas, Opinión



En el devenir histórico se observa que todo en este mundo es cíclico y por ello vamos atravesando momentos de esplendor para luego pasar a la decadencia y así sucesivamente, donde el primero sigue al segundo como las noches a los días o los inviernos a los veranos.

Una época que se ubica entre dos ciclos de auge es conocida como “Edad Media” y en general se caracterizan por el desgaste gradual de la estructura social que prevalecía, para posteriormente caer en una suerte de desconcierto generalizado en medio de la pérdida de aquellos valores que hasta hace poco la cobijaban.

Ya a mediados del siglo pasado, Jorge Ángel Livraga así como Umberto Eco y otros filósofos alertaron sobre este hecho, pues el modo como se daban las circunstancias en esos momentos, hacían predecir que la cultura occidental estaba entrando en una nueva edad media.

Pero ¿cuáles eran esas circunstancias?, pues algo similar a las que se han presentado a lo largo de la historia. De hecho, grandes civilizaciones como Grecia, Egipto y el mismo Incario tuvieron sus “períodos intermedios”, pero generalmente conocemos más sobre la última edad media europea que duró del siglo IV al XII prolongándose al menos hasta el siglo XV.

Ciertamente esa pérdida de valores humanos que se evidenciaba cada vez con mayor fuerza en la segunda mitad del siglo XX, encendería las alarmas de quienes veían como inevitable la caída de un sistema que terminaría irremediablemente en medio de trastornos.

Han pasado algunas décadas y aquello que apenas se vislumbraba hoy es una cruda realidad: la sociedad en general ha perdido toda noción de una ética elemental.

Lo que hasta hace poco era impensable, hoy es normal; la corrupción hace de las suyas a todo nivel, los ladrones se han apoderado de los gobiernos y de muchas empresas; la justicia es su aliada y los derechos humanos salen en su apoyo.

Vivimos como en el viejo tango del Cambalache popularizado por Carlos Gardel, y quizás peor pues las cosas van cayendo en picada.

Curiosamente nos encontramos en medio de un gran desarrollo tecnológico que lejos de desfallecer va en franco ascenso. Esto es cierto, pero lamentablemente no ha estado acompañado por un desarrollo en lo humano sino todo lo contrario.

Otra característica de este tipo de ciclos es la aparición de pestes y pandemias, como la “peste negra” que mató a millones de personas en el siglo XIV expandiéndose en Europa y parte de Asia. En este minuto, el planeta se debate ante una nueva pandemia cuyas consecuencias eran inimaginables hasta hace poco.

Si en esas épocas se construyeron muros para proteger los castillos ante los salteadores, hoy levantamos paredes contra los delincuentes. Una falsa idea de seguridad, a cambio de nuestro propio aislamiento.

Volvemos a vivir momentos de oscurantismo y radicalismos especialmente religiosos en medio de guerras en el planeta entero. Es así como hemos entrado en una nueva Edad Media. (O)

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