Disciplina y más disciplina / Hernán Guerrero
“Que me odien, pero que me teman”, era el lema de Ruy Díaz de Vivar, a quien, en el siglo XI, se le llamaba “Cid Campeador”, para honrar al guerrero legendario, invicto en todas las batallas en las que había participado en el territorio de la antigua Hispania, según lo que cuenta Arturo Pérez Reverte, en su última novela Sidi.
Con sus tres caballos, Cenceño, caballo de marcha, y Persevante y Babieca, de guerra, su espada de dos filos y los 200 guerreros cristianos de su hueste, derrotó a ejércitos moros y cristianos, en nombre de quien le contrataba, a cambio de una parte del botín de guerra o de un pago. La batalla permanente era el modo de vida de Ruy Díaz. No importaba si le contrataba un rey moro o un rey cristiano. Lo único cierto era que nunca combatía en contra del rey castellano, Alfonso VI, a pesar que éste le había desterrado del reino.
En la novela no se habla de las pestes que, en la Edad Media, diezmaron a la población europea. La peste negra apareció en 1347, dos siglos después de las aventuras del Cid. De lo que sí se habla es del aseo de los moros y de la limpieza de sus baños en Zaragoza, gobernada por el rey Mutamán. Los castellanos, aragoneses y otros cristianos no tenían la costumbre de bañarse con la frecuencia de los árabes ni habían desarrollado sistemas avanzados de baños y servicios públicos.
La pandemia del coronavirus, que ha llevado a un confinamiento obligatorio de millones de personas en todo el mundo, es desagradable y temida. Le calza perfectamente el lema de Ruy Díaz de Vivar, a quien no le importaba ser temido, aunque fuera odiado.
Mientras no se encuentre la vacuna, el virus seguirá provocando temor, inclusive después del confinamiento. El mayor temor se originará en no saber donde se encuentra, ya que puede alojarse en determinadas superficies y en los seres humanos. El más eficaz escudo de defensa será la limpieza y el distanciamiento social.
Pérez Reverte presenta a su personaje, Sidi o Cid, como un hombre dispuesto a superar los obstáculos del camino y vencer en el campo de batalla con una regla de vida, luchar como si la muerte estuviera cerca.
En medio de tantas noticias de contagiados y muertos, Ruy Díaz de Vivar, en la pluma del gran novelista español, tiene la fuerza para levantar el espíritu guerrero de las personas, con el encanto de la leyenda histórica. (O)