Covid 19: No levanten las medidas restrictivas / Diego Valdivieso Anda
Demostremos, por amor propio, que no asistiremos impávidos al dolor y muerte de inocentes por el colapso hospitalario que se producirá si la gente vuelve a salir a las calles, a trabajar y a retomar sus actividades normales, aumentando la tasa de transmisión por no mantener las distancias. No sabemos si son portadores asintomáticos -parte del objetivo de la cuarentena es definir el registro de contaminados y de sospechosos- porque aún no se zanja la divergencia de si todos debemos usar mascarillas, hasta que aparezca el tratamiento u otras medidas.
¿De verdad estarían pensando en hacer trabajar en distintos horarios a la gente? ¿A que suban a los buses sin tener contacto? ¿A que no haya personas paradas junto a las que están sentadas? ¿En hacer sentar, saltando una fila y ocupando sólo 2 asientos de los 4? No creo que estén planificando sacar a los buses de todas las instituciones públicas, como cuando se propuso, durante el día que se intentó el encierro autocontrolado, para evitar el crecimiento exponencial de la transmisión. Debería existir a corto y mediano plazo un protocolo en cultos religiosos, eventos deportivos y artísticos, en parques y plazas, en fiestas populares, en la playa y en feriados en general en las distintas ciudades.
Pero ese plan no es para ahora, sino para cuando hayamos salido de la crisis, salvando primero a la gente. Bajo esa misma premisa cabe preguntar por qué todos los países buscan controlar la expansión y aquí en Ecuador se provocaría, bajo una estrategia sui géneris, arriesgarse a una contaminación masiva. ¿Está queriendo el gobierno nacional dejarnos librados a la teoría de que sobrevivan los más fuertes? Así como la Teoría de la Evolución, desarrollada por Charles Darwin en Galápagos. Espero que no sea así.
No queremos entrar a un estado de contagio fase 5, en el cual se violente la Constitución y otros derechos humanos. Aprovechemos la crisis para modelar un mejor Ecuador, para dejarlo con mejores procesos. Que Dios nos proteja y el Espíritu Santo ilumine a nuestros gobernantes. (O)