Tiempos de reflexión / Esteban Torres Cobo
Si usted no se encuentra en la primera línea de fuego de la crisis, ya sea como médico, empresario o trabajador de algún sector estratégico y esencial, significa que tendrá tiempo de sobra en su casa para reflexionar. Más del que pensó tener cuando hizo sus deseos para el año nuevo.
Lo tendrá también si es que no se encuentra batallando contra el virus o asistiendo a una persona que lucha contra él, que espero sea su caso. Tiempo que empleará para trabajar desde casa, si es que puede, para compartir con los suyos y, por supuesto, para pasarlo con alicientes informativo, lúdico o recreativos. Es libre de pulverizar la programación de la televisión y el internet, pero sería recomendable también entrenar al cerebro con algún libro inacabado o nunca tocado.
En todo caso tenemos tiempo. Más del que nunca imaginamos este año. Utilicémoslo para reflexionar. Para pensar más y proyectar más cuando pare la tormenta, que seguo lo hará en algunas semanas. Si lo que le mortifica al gran inversor Warren Buffet es no poder comprar más tiempo, no lo desaprovechemos. El tiempo de reflexión nos sirve para evaluar nuestro interior. A nivel anímico y espiritual. Incluso para curar y sanar alguna herida pasada que bloquea el camino.
El que deja de soñar se hunde y desaparece. Precisamente de estas grandes crisis nacen las mejores oportunidades. Lo que hace la grandeza del hombre es que no tiene esencia predeterminada, dijo Pico della Mirandola en la “Dignidad del Hombre”. Se define por la lucha contra los límites que la naturaleza le impone y por su voluntad tenaz para hacer siempre retroceder la ignorancia y el mal sin tener nunca completamente ganada la batalla.