El miedo a la libertad / Esteban Torres Cobo
La crisis paraliza. Suprime la reacción. Pone a prueba nuestro compromiso y amor con la verdadera libertad. Nuestra relación con la corteza prefrontal de nuestro cerebro, cuna de la decisión y las opciones, y sistema fundamental en nuestra diferencia con los animales más inteligentes.
Frente a la opción de volver a salir, el miedo no se puede sacar de la ecuación. Y es allí cuando nos conocemos de verdad. ¿Qué nivel de protección proporcionada por un tercero necesitamos? ¿De quién? ¿De un extraño gobernante, de nuestra familia, de un policía? ¿De quién? ¿En qué grado? ¿Con qué límites?
¿Confiamos acaso en que esa protección será gratuita? ¿Altruista?
La crisis por el virus de Wuhan nos desnudó por completo. Liberales que siempre defendieron de labios para afuera la libertad y el Estado mínimo, en las esferas intelectuales más comentadas del país, pidiendo más encierro, más Estado y más restricción de libertad. Unos liberales de mentira. De dos centavos.
Los estatistas de siempre, amantes del Estado desbordado, asustados por el poder que adquirieron los carceleros gubernamentales con la crisis, y pidiendo más libertad para los ciudadanos. Pero solapadamente envidiosos porque no pudieron ser ellos los que se encontraron en el sillón.
No dudemos. Siempre la libertad individual, incluso en la duda, es la respuesta. La supresión de ella, y peor en una pandemia, solo alimenta un Estado policía. Demandemos libertad de circulación y de trabajo. El encierro nos está matando más que el maldito virus. ¡Liberen a los ciudadanos ya!